Emociones en la vida diaria: Reconocerlas y aceptarlas, favorece el bienestar y permite construir mejores relaciones.

Por: Neighbors’ Consejo|

Una situación concreta o demanda externa o interna, lleva a todo ser humano de forma natural a reaccionar de alguna manera, esto con el objetivo de adaptarse, tomar decisiones, actuar o resolver un problema conforme sea la necesidad, los recursos y las características propias de cada individuo.

Estas reacciones, unas más intensas que otras, provocan una alteración en el estado de ánimo de la persona que le lleva a actuar, lo que se conoce como emoción. Para Daniel Goleman (1998), “todas las emociones son impulsos en los que se halla implícita una tendencia a la acción”. Podría deducirse entonces, que la emoción provoca cambios internos y externos, es decir, hacia el entorno del individuo, puesto que la inquietud (alteración) que se provoca en el organismo al percibir un estímulo o demanda, proporciona la energía que impulsa (movimiento) a la realización de determinada acción.

“El cerebro y otros sistemas del organismo, en respuesta a ciertos estímulos, entran en un estado de vigilancia que determina una respuesta de orientación inicial. Esta reacción activa mecanismos cognitivos que no requieren una evaluación  consciente de agrado o desagrado por parte del individuo; en algunos microsegundos, el cerebro procesa la información recibida desde el  interior y el exterior, a través de la activación de determinados  circuitos neuronales y la inhibición de otros. Estos procesos permiten evaluar si un estímulo es positivo o negativo, activando así una respuesta de aproximación o escape. Los circuitos activados a partir de esta primera evaluación bueno/malo llevan al individuo a una ulterior elaboración de los flujos de energía, así que la respuesta inicial de orientación de la atención se convierte en acción“.

(Siegel, 1999)

Ahora bien, definir que es una emoción, no ha resultado nada fácil. Durante años y desde diversas disciplinas, se dio una controversia acerca de qué son realmente ya cerca de su constructo neurobiológico y fisiológico. Tal como plantea Daniel J. Siegel (2012), en su libro “La mente en desarrollo: cómo interactúan las relaciones y el cerebro para dar forma a quiénes somos”, el debate se da entre los científicos que consideraban que las emociones viven dentro de la persona, mientras que otros consideran que es un tema que se crea alrededor del contexto social, es decir, en el desarrollo de las relaciones interpersonales. Pero, independientemente de que sean innatas o desarrolladas, lo cierto es que las emociones son un proceso complejo que requiere más de un proceso mental, según este autor (Siegel, 2012) como mínimo requieren la interacción entre procesos cognitivos y cambios físicos.

Con relación a esto Ramos et al., (2009) plantea que la emoción se puede entender como “una experiencia multidimensional con al menos tres sistemas de respuesta: cognitivo/subjetivo; conductual/expresivo y fisiológico/adaptativo”.  Estos mismos sistemas determinan los componentes básicos de este proceso, que son (Rodríguez & Carrillo, 2017):

  1. El fisiológico: Es decir, las reacciones fisiológicas que se inician en el organismo, como, por ejemplo: Temblores, sonrojarse, sudoración, respiración agitada, dilatación pupilar, aumento del ritmo cardíaco y en la tensión arterial, los músculos se contraen, el hígado libera glucosa, entre otros. Los cuales son involuntarias y tienen como finalidad preparar al individuo para la acción e informar del estado emocional propio a los demás. Este componente representa un valor adaptativo para el individuo pero también para la sociedad, puesto que facilita la comunicación entre la especie.
  2. El conductual: Constituido por la acción en sí, cuya finalidad es satisfacer la necesidad que se manifiesta a través de la emoción. Puede ser automático e involuntario, como la simple reacción ante una situación determinada, como por ejemplo: Las expresiones faciales, gestos y todo lo relacionado con la comunicación no verbal. Pero, puede también ser resultado de la reflexión, es decir, introspección que llega a ser voluntaria y pasa por la consciencia. Esta parte reflexiva se considera adaptativa, pues manifiesta lo que sucede al interior de la persona, pero sobre todo lo que necesita física o psicológicamente, por ejemplo, tomar distancia con una persona.
  3. El vivencial: Constituido por la experiencia subjetiva de la emoción, en pocas palabras lo que cada individuo siente. Si bien es involuntario, depende del proceso de desarrollo del individuo, la cultura, los valores, las creencias, etc. Este componente es fundamentalmente particular y puede ser consciente como inconsciente, igualmente representa un valor adaptativo, en la medida en la que el individuo toma conciencia de lo que realmente siente, puedo expresarlo y comprender lo que sientes otras personas, que es lo que conocemos como Inteligencia Emocional, todo lo cual, implica un alto grado de autoconsciencia y procesamiento cognitivo.

A partir de esto, se puede contemplar tres aspectos funcionales de las emociones: a. Como sentimiento subjetivo de placer o displacer; b. Como manifestación o expresión de respuestas somáticas y autónomas específicas; y, c. Como respuesta de supervivencia ante determinada situación y a la vez como un sistema de comunicación social. (Ramos et al. 2009)

En efecto, el estudio de las emociones, ha crecido durante los últimos siglos, encontrando identificar su versatilidad en diferentes aspectos, como por ejemplo (Rosenzweig y Leiman, 1994 Citados en Ramos et al., 2009):

  • Aparecen y desaparecen con gran rapidez
  • Pueden resultar positivas y negativas
  • Son un proceso en los que están implicados factores fisiológicos, cognitivos, conductuales y de conciencia. 

Otro aspecto interesante, es que según los planteado por el autor Daniel Siegel (2012), la emoción se encuentra en todo el cerebro y no está limitado a una sola parte de esta estructura como se pensó inicialmente, su complejidad ha demostrado que más allá de la mera respuesta ante un estímulo ya sea interno o externo, dentro del cerebro las emociones confluyen en diferentes regiones para llevar a cabo todos los procesos mentales que requiere la subjetividad con que estas se desarrollan. Lo que está en consonancia con lo planteado por Kenneth Dodge (Citado por Siegel, 2012), quien afirma que “la emoción es la energía que impulsa, organiza, amplifica y atenúa la actividad cognitiva y a su vez es la experiencia y expresión de esta actividad”.

Con todo lo dicho anteriormente, se puede apreciar que las emociones cumplen ciertas funciones, por ejemplo (Sanarai, 2022):

  • De adaptación, pues cuando el individuo se enfrenta a una situación, la emoción que esta le hace sentir, le va a preparar para que actúe de manera eficaz, conforme las demandas del entorno, en pocas palabras facilita las respuestas más adecuadas.
  • De comunicación, a través de las emociones se hace intercambio de información con los demás, mediante la expresión facial y corporal, lo que permite comprender el estado de ánimo e intuir el comportamiento.
  • Motivacional, una emoción puede hacer que aparezca una conducta motivada y que esta sea ejecutada con gran intensidad. Todo depende del nivel de agrado o desagrado que provoque y de la intensidad de la reacción emocional. Pues, cuando una emoción aparece se da la motivación para hacer algo.

Ahora bien, la reacción afectiva es diferente para cada individuo, igualmente, cada emoción posee señales determinadas, esto ha dificultado una clasificación de las emociones definitiva y consensual. Sin embargo, se ha establecido a partir de rasgos distintivos, generalizados, que se pueden identificar como características comunes una clasificación básica y universal, que se explica en el siguiente cuadro:

EMOCIÓNDESCRIPCIÓNFUNCIÓN
MIEDO: Anticipación a la amenaza.Produce aumento de los niveles de adrenalina, focalización de la atención, aumento del latido cardíaco, incremento en la respiración que permite inspirar una mayor cantidad de oxígeno, evacuación de la vejiga y el intestino para que el organismo pueda poner todos sus recursos en el afrontamiento de la situación de peligro y la elevación del umbral del dolor para que no éste no paralice la acción, además se liberan hormonas del estrés. ( Rodríguez & Carrillo, 2017).Supervivencia y protección
IRA: Rabia, enfado, furia. Según Levy es la reacción emocional ante una frustración. (2001 Citado en Rodríguez & Carrillo, 2017)La tendencia hacia la acción asociada con esta emoción, conlleva alteraciones en la respiración, cambios vasculares, alteraciones en el tono de voz y cambios musculares y faciales que preparan a la persona para defenderse del objeto de ataque. La problemática se presenta cuando esta sobreactivación se descontrola y se desencadenan respuestas agresivas e impulsivas.Induce a la destrucción o neutralización del objeto de amenaza.
ASCO: Disgusto, repugnancia. Dirigido normalmente a un objeto que se ve como ofensivo o dañino. (Rodríguez & Carrillo, 2017)Esta emoción se acompaña normalmente de náuseas, alteraciones en la frecuencia cardiaca y un incremento en la conductancia de la piel, Aumento en reactividad gastrointestinal, tensión muscularRechazar o expulsar.
FELICIDAD: Diversión, alegría, bienestar. Favorece la recepción e interpretación positiva de los estímulos ambientales. (Chóliz, 2005)Aumento de la frecuencia cardiaca y respiratoria. Aumento en los niveles de dopamina y activación en los circuitos de recompensa. Así mismo se activa la respuesta de relajación y por tanto la sensación de bienestar y seguridad. Esta emoción favorece la empatía y la aparición de conductas altruistas.Reproducción o repetición.
SORPRESA: Sobresalto, asombro. Facilita procesos atencionales. (Chóliz, 2005)Patrón fisiológico característico del reflejo de orientación: disminución de la frecuencia cardiaca e incremento momentáneo y brusco de la actividad neuronal y atencional.Orientación
TRISTEZA: Pesimismo, pena. Aunque provoque displacer no puede ser considerada negativa del todo. (Chóliz, 2005)Actividad neurológica elevada y sostenida, ligero aumento en frecuencia cardiaca y presión sanguínea y resistencia eléctrica de la piel. Valoración de un daño que fácilmente puede conducir a la depresión.Reintegración

 Otras clasificaciones incluyen las emociones secundarias, denominadas así porque surgen de manera sucesiva al experimentar las primarias o básicas, estas incluyen el alivio, la culpa, el orgullo, la vergüenza, el desprecio, los celos, etc. Por ejemplo: al sentir miedo, es posible que después la persona experimente vergüenza. Algunas emociones como la venganza, la gratitud, el orgullo o la admiración, se conocen como sociales, dado que se desarrollan a partir de la interacción con los demás, o, las estáticas, que surgen a partir de las experiencias artísticas. (Bericat, 2012)

Así mismo se encuentran las emociones positivas o negativas, según el nivel en que estas influyan en el comportamiento de una persona, por ejemplo, las positivas se caracterizan por producir bienestar en la persona, favorecer su manera de pensar, razonar y actuar; lo contrario a lo provocado por las negativas. (Torro & Pozo, 2010) En relación a esto, cabe aclarar que hablar de emociones positivas y negativas, no es igual a decir que hay emociones buenas o malas. Pues no todas aquellas que producen una respuesta dolorosa, como la tristeza, el asco o el miedo resultan perjudiciales, pues experimentarlas puede resultar benéfico, ya que al ser recordadas como algo negativo también se evoca su consecuencia. Por tanto, la persona buscará evitarla, por ejemplo, con la comida descompuesta, el asco ayudará a evitar su ingesta y así una posible intoxicación.

Ahora bien, hasta hace unos pocos años, se ha generado un interés por la influencia del bienestar emocional en la vida del ser humano, especialmente para la salud mental y la prevención de psicopatologías. Iolanda Torró y Teresa Pozo (2010) en base a Lyubomirsky, King y Diener (2005) establecen que “las emociones positivas son algo más que la ausencia de emociones negativas y que es posible plantear su utilidad para prevenir enfermedades, reducir su intensidad y duración y también para alcanzar niveles elevados de bienestar subjetivo.”

En el mismo sentido, Ahmad Barragán y Cinthya Morales (2014), deducen que las emociones positivas son todas aquellas en las que predomina el sentido del placer o del bienestar, y que además, permiten cultivar  fortalezas y virtudes personales que conducen a la felicidad, y que en efecto, estas emociones al permitir ampliar los recursos intelectuales, físicos y sociales, los hacen más perdurables, por tanto favorecen la optimización de los propios recursos para afrontar y actuar en determinadas situaciones.

Según estos autores (Barragán y Morales), las emociones positivas contribuyen en la calidad de vida de las personas, porque:

  • Son un detonante para el bienestar
  • Son el medio para conseguir un crecimiento psicológico personal y duradero.
  • Optimizan la salud, el bienestar subjetivo y la resiliencia psicológica.
  • Favorecen el razonamiento eficiente, flexible y creativo, que es clave para el desarrollo de un aprendizaje significativo.
  • Otorgan sentido y significado positivo a las circunstancias cambiantes y adversas.
  • Ampliar los pensamientos y acciones de las personas en consecución de las metas de vida.

Es necesario recalcar que si bien, es cierto que la influencia de las emociones positivas son una muestra de una experiencia de vida saludable y feliz. También, es necesario aceptar, comprender y gestionar aquellas que nos resultan negativas. Por eso, es tan importante, que la persona cuente con un entorno social y educativo que le enseñe la autorregulación de su sistema emocional, es decir, que le permita desarrollar ese conjunto de habilidades que ayuden a expresar y manejar las emociones y sentimientos de forma adecuada, es decir, el desarrollo de la inteligencia emocional.

En definitiva, la emoción como reacción, involucra diferentes procesos mentales en el ser humano, lo cual resulta ser complejo y ha llamado la atención de investigadores de diferentes disciplinas hasta hace apenas algunas décadas, las cuales han demostrado su importancia dentro de la vida de cada persona y su entorno, ya que, estas son consideradas un medio de comunicación que se da, incluso antes de pronunciar alguna palabra. Es por eso, que se hace importante conocerlas, identificarlas y gestionarlas, si bien, existen emociones que se consideran positivas, dada su influencia para la salud mental y el bienestar, existen otras no tan agradables y que generan malestar, estas son identificadas como negativas, pero, cada una válida y necesaria para el desarrollo interpersonal y social de la especie, por tanto aprender y mejorar el manejo sobre las emociones le ayudará a ser más inteligente emocionalmente, por consiguiente más saludable.

Referencias:

Bericat Alastuey, E. (2012). Emociones. Sociopedia. isa, 1-13. Recuperado de:https://idus.us.es/bitstream/handle/11441/47752/DOIEmociones.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Chóliz, Mariano. (2005): Psicología de la emoción: el proceso emocional. Recuperado de: https://www.uv.es/=choliz/Proceso%20emocional.pdf

Barragán, A., & Morales, C. (2014). Psicología de las emociones positivas: generalidades y beneficios. Enseñanza e investigación en psicología, 19(1), 103-118. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/292/29232614006.pdf

Goleman, D. (1998). La práctica de la inteligencia emocional. Barcelona: Kairós.

James, W. (1985). ¿Qué es una emoción? Estudios de Psicología, 6(21), 57–73. https://doi.org/10.1080/02109395.1985.10821418

Nardone, G. (2020). Emociones: instrucciones de uso. España, Herder Editorial. Recuperado de https://elibro.net/es/ereader/uniminuto/158786?page=14.

Ramos, V., Piqueras, J., Martínez, A., & Oblitas, L. (2009). Emoción y Cognición: Implicaciones para el tratamiento. Terapia psicológica, 27(2), 227-237. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/785/78511847008.pdf

Rodríguez, M. & Carrillo, B. (2017). Psicobiología de las emociones. En Collado, P., Guillamón, A., Ortiz, J.Hoyos, C., Claro, F., Rodríguez, M., Pinos, H., & Carrillo, B.  Psicología Fisiológica. Editorial UNED. Madrid.

Siegel, DJ (2012). La mente en desarrollo: cómo interactúan las relaciones y el cerebro para dar forma a quiénes somos.  Publicaciones Guilford Press, New York. 2nd ed.

Sanarai. (Septiembre 12, 2022) Emociones: qué son, cuáles son sus funciones y cómo gestionarlas mejor. Recuperado de: https://www.sanarai.com/blog/emociones-que-son-como-gestionarlas-mejor

Torro, I., & Pozo, T. (2010). Psicología positiva y promoción de la salud mental. Emociones positivas y negativas. Aplicaciones educativas de la psicología positiva, 130. Recuperado de: https://redined.educacion.gob.es/xmlui/bitstream/handle/11162/66283/00820112014469.pdf?sequence=1#page=131

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