Percibir, expresar, comprender y regular las emociones propias y ajenas, son parte del desarrollo de la inteligencia emocional.

Por: Neighbors’ Consejo|

Algunos años atrás, cuando se hablaba de inteligencia simplemente se hacía referencia al conocimiento, pensamiento y razonamiento a partir de contenidos. Fue solo hasta hace unas décadas que se comprendió que la inteligencia humana es un sistema más complejo, puesto que, existe una interacción entre lo que el individuo piensa y lo que siente.

En el año 1920, Edward Thorndike, considerado el precursor de esta noción, habló por primera vez de la inteligencia como una habilidad adaptativa en las interacciones sociales, estableciendo que, la inteligencia está conformada por tres dimensiones: la abstracta, la mecánica y la social. Fue a partir de este primer concepto que se generó un interés multidisciplinario por comprender la inteligencia más allá de la mera capacidad intelectual. (López, 2007).

Así mismo, desde la base de autores como Howard Gardner y su teoría de “las inteligencias múltiples” en los apartados referentes a la inteligencia interpersonal, donde según el autor esta inteligencia “permite a un adulto hábil leer las intenciones y los deseos de los demás, aunque se hayan ocultado”, y el de inteligencia intrapersonal donde la explica como “la capacidad de establecer contacto con los propios sentimientos, discernir entre ellos y aprovechar este conocimiento para orientar la conducta” (Gardner, 2005).

Estos dos tipos de inteligencias dan paso a un nuevo concepto conocido como “inteligencia emocional”, puesto que juntas ayudan a determinar la capacidad de dirigir la conducta y la vida en general de forma más satisfactoria, reconociendo la influencia de las emociones en el día a día. En efecto, algunos autores como Peter Salovey, John Mayer y posteriormente Daniel Goleman, se han dedicado a demostrar que las habilidades socioemocionales, juegan un papel importante en el pensamiento del individuo en los diferentes contextos de la vida.

La inteligencia emocional (IE) para Salovey y Mayer (1990), es “una inteligencia genuina basada en la propia capacidad para usar las emociones de forma adaptativa, ajustarse al medio y solucionar problemas”. Estos autores explican que, este tipo de inteligencia se desarrolla a partir de un modelo de proceso circular, donde las determinadas habilidades aportan información a la siguiente fase para continuar el proceso y dar una solución a una situación concreta. Dicho proceso está conformado por cuatro dimensiones, que son (Citados en Fernández & Cabello, 2021):

  1. Percepción y expresión emocional: Está considera la capacidad con la que las personas identifican emociones en sí mismos, a partir del correlato fisiológico, conductual y cognitivos que éstas provocan. Igualmente, incluye la habilidad para identificar los estados emocionales de otros sujetos, objetos, colores y diseños, a través de la atención y decodificación de símbolos verbales, espaciales o auditivos, todo lo que implica la capacidad de expresar emociones en el lugar y el modo adecuado.
  2. Facilitación emocional: Una vez percibidas las emociones, éstas facilitan el procesamiento cognitivo, puesto que dirigen la atención hacia la información relevante. Además, porque las emociones representan la información implícita de las experiencias previas, de modo que ya no es necesario volver al recuerdo de la experiencia para valorar una nueva situación, facilitando así la formación de juicios y el análisis del problema desde diferentes perspectivas.
  3. Comprensión emocional: Permite comprender y razonar sobre la información emocional, entendiendo la interacción entre las emociones, el contexto, las transiciones de unas emociones a otras y la simultaneidad de sentimientos. Esto ayuda a etiquetar las emociones, relacionando el significante con el significado emocional.
  4. Regulación emocional: Resulta ser la dimensión más compleja del modelo, porque la efectividad de la regulación emocional dependerá en gran parte del éxito de los procesos emocionales anteriores. Llegados a la fase de regulación es necesario estar abierto a los sentimientos agradables como desagradables, su tolerancia permite reflexionar sobre los sentimientos ayudando con ello a usar o descartar la información que brindan en función de su utilidad. Esta última dimensión incluye la habilidad para moderar las emociones desagradables y aumentar las agradables, cabe aclarar que no es igual a reprimir o exagerar las emociones.

Ahora bien, si las emociones brindan información acerca de cómo se procesan las experiencias cotidianas, queda claro que se hace necesario el reconocimiento, la comprensión y la regulación de estas, para actuar de forma eficiente según las necesidades del entorno. En otras palabras, el individuo requiere de una habilidad para identificar las emociones que experimenta y lo que las causa, para poder etiquetarlas y reconocerlas en un futuro, para la toma de decisiones más asertivas. Lo que en palabras de estos autores (Salovey y Mayer) promueve el crecimiento emocional e intelectual.

Este concepto el de IE, fue popularizado en 1995 por el psicólogo norteamericano Daniel Goleman, con su  libro “La inteligencia emocional”, ajustando la definición a “es la capacidad de reconocer los sentimientos propios y los de los demás, para así manejar bien las emociones y tener relaciones más productivas con quienes nos rodean”. (Goleman, 1998)

Sin duda alguna, las emociones son un factor determinante en el desarrollo social e intelectual del ser humano, si en cada una de las situaciones la persona logra experimentarlas de forma física y mental los sentimientos propios y los de los demás, reconocerlos y gestionarlos, pues habrá desarrollado las habilidades necesarias para reforzar relaciones, fortalecer la comunicación asertiva, disminuir conflictos, etc., todo lo que incide de forma positiva en el desempeño, la productividad y la funcionalidad.

Para Goleman (1996),  

Existe una clara evidencia de que las personas emocionalmente desarrolladas, es decir, las personas que gobiernan adecuadamente sus sentimientos, y asimismo saben interpretar y relacionarse efectivamente con los sentimientos de los demás, disfrutan de una situación ventajosa en todos los dominios de la vida, desde el noviazgo y las relaciones íntimas hasta la comprensión de las reglas tácitas que gobiernan el éxito en el seno de una organización.

Lo anteriormente planteado, permite reconocer una correlación entre la adecuada gestión de las emociones y el desarrollo de habilidades sociales, las cuales le facilitan al individuo relacionarse con el entorno y propician ambientes socialmente sanos. Para Goleman (1998, 2004), la Inteligencia Emocional está fundamentada en cinco dimensiones: la autoconciencia, la autorregulación, la motivación, la empatía y las habilidades sociales; cada una de las cuales son la base para el desarrollo de 25 competencias emocionales, como lo explica el cuadro a continuación.

Dimensiones PersonalesCompetencias:
1. Autoconocimiento: Significa tener una profunda comprensión de las emociones, fortalezas, debilidades, necesidades y motivaciones propias, así como su efecto sobre los demás.– Conciencia emocional
– Autoevaluación precisa
– Confianza en uno mismo
2. Autorregulación: Capacidad para controlar o redirigir los impulsos negativos o el mal humor, lo que ayuda a no tomar decisiones apresuradas, a pensar antes de actuar Este componente libera al individuo de llegar a ser prisionero de sus propios sentimientos.– Autocontrol
– Confiabilidad
– Escrupulosidad
– Adaptabilidad
– Innovación
3. Motivación: Tendencia a luchar por los objetivos con energía y persistencia, usando las preferencias para orientarse y avanzar hacia los objetivos.– Motivación al logro
– Compromiso
– Iniciativa y Optimismo
Dimensiones SocialesCompetencias:
4. Empatía: Habilidad para tratar a las personas en función de sus reacciones emocionales. Es fundamental a la hora de comprender y apreciar los sentimientos de los demás.– Comprender a los demás
– Ayudar a los demás a desarrollarse
– Orientación hacia el servicio
– Aprovechar la diversidad
– Conciencia política
5. Habilidades Sociales: Competencia en el manejo de relaciones y la creación de redes sociales Capacidad para encontrar puntos comunes y estrechar lazos– Influencia
– Comunicación
– Manejo de conflictos
Liderazgo
-Catalizador de cambio
– Establecer vínculos
– Colaboración
– Cooperación
– Habilidades de equipo

Las dimensiones y competencias comprendidas en este cuadro, han evolucionado con el tiempo, pero siempre conservando esta base presentada por Daniel Goleman, lo cual permite deducir que la inteligencia emocional ayuda a trascender a la persona en sus diferentes entornos, pues le brinda a la persona las herramientas y estrategias necesarias para gestionar sus emociones, escuchar, comprender, decidir y reaccionar de formas más asertivas.  

De igual forma, debe considerarse que la IE, se da en todas las personas en diferente medida, en algunas puede verse desarrollada en una escala alta, mientras que en otras puede verse en niveles muy escasos. Según, el portal Gestión, algunas característica de las personas con alto grado de inteligencia emocional, son (https://gestion.pe/tendencias/inteligencia-emocional-caracteristicas-tipos-ejemplos-test-medicion-nnda-nnlt-249127-noticia/):

  • Prestan atención a sus emociones: Estas personas analizan sus emociones y las escuchan, no solo se limitan a sentirlas.
  • Conocen sus sentimientos y no los reprimen: Son auténticas y sinceras, ya que expresan sus sentimientos de forma clara.
  • Analizan sus proyectos y sueños: No viven en un sueño constante, sino que saben razonar sobre lo que sienten y si alguna meta puede ser alcanzada o no.
  • Tienen un balance constante en sus acciones: Saben que todo tiene su lado bueno o malo, por lo que dirigen su atención a las cosas que pueden solucionar o que pueden ser de utilidad para ellos mismos.
  • No toman nada personal: Cuando una persona o algo en su entorno los altera o no sale como lo tenían planeado, analizan qué pudieron haber hecho mal y qué cosas mejorar a futuro. No se concentran en algo que no pueden controlar.
  • Son autocríticos con sus acciones: Sus emociones no los controlan, ellos controlan lo que deciden hacer con ciertas emociones y reconocen cuando algo se les fue de las manos.
  • Se fijan en las emociones de otras personas: Intentan ser siempre empáticos con sus semejantes para saber cómo expresan sus emociones. Así, se relacionan mejor con los demás.
  • Conocen siempre gente nueva pero se rodean de aquellos con los que tienen una conexión: A través de otras personas, conocen diferentes puntos de vista y comparten más con aquellos que son compatibles con la suya. No pierden tiempo en relaciones tóxicas ahorrándose así una incomodidad innecesaria.
  • Se motivan a sí mismos constantemente: Estas personas se emocionan cuando sucede algo que les gusta o realizan una acción determinada. No se enfrascan en por qué ya no les motivan cosas antiguas, sino que buscan siempre renovar su emoción con nuevas experiencias.

En pocas palabras, se debe aprender a observar en detalle lo que sucede con sí mismo y con los que lo rodean. Y, aunque pueda parecer difícil gestionar lo que se siente, lo interesante es que esta habilidad se puede aprender, puede entonces empezar por identificar aquellas competencias que considera debe mejorar y trabajar en ellas.

De ahí, se desprende la necesidad de implementar la psicoeducación y educación desde el ámbito de las emociones, generando una visión más amplia que la simple enseñanza de contenidos como lo indispensable para el éxito de la vida profesional y laboral. Si bien el conocimiento y las técnicas son necesarias, la comunicación, la motivación y la gestión es fundamental a la hora de desarrollarse en sociedad.

Para finalizar, recuerde que las emociones están inmersas en la vida cotidiana, por lo que intentar eliminar aquellas que resultan desagradables como la frustración, no es la mejor idea. Siempre es preferible aceptar, aprender y gestionar lo que se siente y así no permitir que represente una afectación mayor o largo plazo.

Referencias:

Fernández, P., & Cabello, R. (2021). La inteligencia emocional como fundamento de la educación emocional. Revista Internacional de Educación Emocional y Bienestar, 1, pp. 31-46. Recuperado de: https://ri.ibero.mx/bitstream/handle/ibero/6043/RiEEB_01_01_31.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Fernández, P., & Extremera, N. (2005). La Inteligencia Emocional y la educación de las emociones desde el Modelo de Mayer y Salovey. Revista Interuniversitaria de Formación del profesorado, 19(3), pp. 63-93. Recuperado de: https://redined.educacion.gob.es/xmlui/bitstream/handle/11162/35428/01420073000724.pdf?sequence=1

Fernández, P., & Extremera, N. (2009). La inteligencia emocional y el estudio de la felicidad. RIFOP: Revista interuniversitaria de formación del profesorado: continuación de la antigua Revista de Escuelas Normales, (66), 85-108. Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/servlet/articulo?codigo=3098211

Gestión. (Mayo 7, 2023). ¿Qué es la inteligencia emocional? Características y ejemplos?. Recuperado de: https://gestion.pe/tendencias/inteligencia-emocional-caracteristicas-tipos-ejemplos-test-medicion-nnda-nnlt-249127-noticia/?ref=gesr

Gardner, H. (2005). Inteligencias múltiples (Vol. 46). Paidós.

Goleman, D. (1995). Inteligencia Emocional. Estados Unidos: Editorial Bantam Books.

Goleman, D. (1996). La Inteligencia Emocional: Por Qué Es Más Importante Que El Cociente Inteligencia Intelectual. Epublibre,(pp. 5–57). Recuperado de https://www.ebookelo.com/ebook/7745/la-inteligencia-emocional

Goleman, D. (2004). ¿ Qué hace a un líder?. Harvard Business Review, 82(1), 82-91. Recuperado de: https://www.ucipfg.com/Repositorio/MIA/MIA-06/Liderazgo_e_inteligencia_emocional-Goleman.pdf

Goleman, D. (1998). La inteligencia emocional en la práctica. Barcelona: Kairós.

López, V. (2007). La Inteligencia Social: Aportes desde su estudio en niños y adolescentes con altas capacidades cognitivas. Psykhe (Santiago), 16(2), 17-28. Recuperado de: https://www.scielo.cl/scielo.php?pid=S0718-22282007000200002&script=sci_arttext

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