Influencia del optimismo frente a las situaciones adversas y cotidianas, en el bienestar y la salud mental.

Por: Neighbors’ Consejo|

Un pesimista ve la dificultad en cada oportunidad; un optimista ve la oportunidad en cada dificultad

Winston S. Churchill

Todos los seres humanos atraviesan situaciones adversas pero, cada uno puede tener una perspectiva diferente de lo que le sucede, lo cual influye en la forma de afrontar dicha situación, así como en las acciones y emociones que de allí se desprenden. Es que, cada persona puede valorar una misma situación de forma diferente, algunos por ejemplo, podrán ver únicamente los aspectos negativos de lo sucedido, pensando su futuro en relación a malos resultados; mientras que, otra persona puede neutralizar lo negativo y ver de manera más optimista su futuro. El optimista espera buenos resultados aunque la situación sea difícil, pues, generalmente sostiene una perspectiva positiva y esperanzadora de su futuro.

Para Seligman, el optimismo es “una característica disposicional de la personalidad que media entre los acontecimientos externos y la interpretación personal de los mismos”. (Citado en Pérez, 2009). Previamente, otros autores como Michael Scheier y Charles Carver (1985), habían explicado que, las personas tienen formas diferentes de percibir el mundo, por ejemplo, el optimista espera que las cosas salgan bien y generalmente cree que le sucederán cosas buenas y no malas, mientras que el pesimistas por el contrario no espera nada bueno y generalmente anticipa malos resultados.

Esto permite comprender que, el optimismo y el pesimismo, están relacionados con la percepción y/o expectativa que el individuo tiene del futuro, ya sea positivo o negativo. Y, en relación al tema puntual de este artículo “el optimismo”, Carver y Scheier (2014), lo plantea como una construcción cognitiva de expectativas positivas para el futuro, que además se relaciona con la motivación.

En efecto, las personas optimistas se esfuerzan, mientras que las pesimistas se desvinculan del esfuerzo, estos autores (Carver y Scheier) agregan que, las expectativas toman relevancia cuando aparecen los impedimentos. Pues, cuando la persona confía en el éxito del resultado final, el esfuerzo se mantiene, pero, sin duda del resultado, tiende a dejar a un lado el esfuerzo.

Justamente, este aspecto se convierte en lo que caracteriza al optimista, pues, cuando éste enfrenta una situación difícil, opta por una perspectiva positiva, que le permite aprovechar al máximo los recursos personales y los del entorno para salir de la crisis. Es así como consigue enfocarse en las soluciones más que en la problemática, piensa en las alternativas para tomar mejores decisiones y se esfuerza por conseguir los objetivos. En palabras de Carver y Scheier, el optimista “incorpora la creencia de que un presente estresante puede cambiar para mejorar en el futuro”. 

El optimismo es la locura de insistir en que todo está bien cuando somos desgraciados

Voltaire

Bueno, es que intentar ver los aspectos más positivos y agradables de una situación o de la vida en general, aunque esta sea compleja ha mostrado ser beneficioso para el ser humano, pues el optimismo actúa como mediador entre la crisis y su interpretación. De alguna manera le ayuda a la persona a mantener un control sobre la situación, dándole un nuevo significado.

Según Seligman el optimismo implica la habilidad para encontrar sentido a las experiencias de la vida y se asocia a una mejor salud mental (1998 Citado en Contreras & Esguerra, 2006). También se ha comprobado su papel como factor protector de la salud y el bienestar físico y psicológico. Además, de ser considerado como un amortiguador para los procesos estresantes que viven los individuos en la cotidianidad y que pueden ser la causa de diferentes psicopatologías. (Puig et al., 2021)

En relación a esto, la investigación en psicología realizada durante las últimas décadas, ha buscado evidenciar las variables positivas y preventivas sobre los aspectos negativos y la presencia de enfermedades mentales. A partir de lo cual nace la vertiente de la Psicología Positiva, que busca comprender cómo los factores psicosociales permiten que los individuos y las comunidades prosperen y consigan un alto nivel de bienestar.

Así entonces, Seligman el precursor de la psicología positiva, explica cómo el optimismo puede llegar a ser un factor benéfico de la salud física y mental en las personas, a partir de cuatro vías (Seligman, 1998): 

1. Relación entre la respuesta del sistema inmunológico y la desesperanza: Se ha evidenciado que los estados emocionales positivos están relacionados con al menos 79 cambios en el sistema inmunológico y en la mayoría de estos casos fortalecerlos, explicado por con la prevención del desamparo y mantenimiento en alerta de las defensas inmunológicas.
2. Seguir hábitos saludables y el consejo médico: Los optimistas, mantienen mayor control y elección, actúan para prevenir enfermedades y se adhieren a los tratamientos médicos. Ya que enfrenta la enfermedad desde una expectativa positiva, realizando diversos esfuerzos y comportamientos relacionados con el tratamiento de la enfermedad.
3.  Número de eventos desagradables que se presentan a lo largo de la vida: Algunos evidencias han sugerido que cuanto mayor es el número de contratiempos con que tropieza una persona en un determinado lapso, más reporte de síntomas de enfermedad presentará, según Seligman, los pesimistas llegan entonces a sufrir más enfermedades que los optimistas.
4. Relación directa entre optimismo y apoyo social: A diferencia de los pesimistas, los optimistas actúan sobre las dificultades, sus habilidades sociales le permiten tener mejor relaciones y buscan fácilmente apoyarse en otros.

Ahora bien, cabe aclarar que ser optimista no es igual a evitar la realidad, sino por el contrario, es aceptar solo que se ve como una oportunidad para mejorar; tanto el sufrimiento como el bienestar son condiciones válidas para la vida. Sin embargo, cultivar factores positivos como el optimismo resulta bastante significativo en una amplia gama de resultados que ayudan al individuo a conservar su buena salud física y mental.

Así por ejemplo, diversos estudios han demostrado que el optimismo está relacionado con: relaciones románticas satisfactorias y felices, dado la capacidad de resolución cooperativa de conflictos (Assad et al., 2007); el interés y la asistencia a tratamientos de salud (Geers et al. 2010); existe una relación positiva entre el optimismo, el compromiso y el logro de metas (Geers et al., 2009); a nivel educativo se asocia con menor probabilidad de deserción de los estudios, así como con una mejor motivación y adaptación al entorno educativo reflejado en mejor promedio de calificaciones (Solberg et al., 2009).

Otros factores vinculados incluyen el aumento del ajuste personal, ya que el optimismo parece ser un recurso psicológico especialmente duradero tras las crisis personales relacionadas con la autoestima (Anderson, 2012); potencia la satisfacción marital y el bienestar sexual (Neff & Geers, 2013); se relaciona con la percepción de una mejor calidad de vida, incluso después de tratamientos médicos (Urzúa et al., 2016); la orientación positiva hacia el futuro se relaciona con la percepción de la felicidad subjetiva (Sariçam, H. (2015); Igualmente el optimismo se asocia con estilos de vida y hábitos alimentarios más saludables (Giltay et al., 2007).

No es difícil pensar en que mantener una actitud positiva en la vida ayudará a mantener una vida más saludable y con mayor bienestar. Pero, debe quedar claro que el optimismo no es igual a evitar enfrentar la realidad o hacerle frente a la responsabilidad, sino más bien un trabajo ante las dificultades para afrontarlas de forma activa y con gran esfuerzo para conseguir el mejor resultado.

Así que ¡Adelante! Intente tener una perspectiva más positiva de las situaciones y empiece a disfrutar de los beneficios del positivismo. La buena noticia es que se puede trabajar día a día para cultivar un camino hacia la felicidad, sigue los 7 consejos presentados por el portal web de Foodspring (https://www.foodspring.es/magazine/actitud-positiva ):

1. Dedicarse tiempo desde la mañana, esto puede hacer la diferencia para el resto del día, levantarse a la hora indicada evitará las prisas y los agobios, que afectan la hora buena actitud.Puede por ejemplo dedicar un rato para salir a correr al aire libre, meditar o desayunar tranquilamente.
2. Rodearse de gente con una actitud positiva, resulta más fácil ver todo de forma positiva gracias a la gente optimista que está alrededor, compartir más tiempo con personas así, llena de optimismo, porque es contagioso.
3. Escribe un diario de gratitud, cada noche, escriba tres cosas que le hayan hecho feliz ese día, ya sea una persona, algo material o un acontecimiento, y da gracias por esos regalos del día.
4. Expresa pensamientos positivos, practica el ejercicio consciente de pensar en lo que ocurre por medio de palabras positivas, lo cual te llevará adoptar una buena actitud ante la vida.
5. Comparte tus experiencias positivas, la intención es encontrar un equilibrio emocional y centrarse en los aspectos positivos de cualquier situación, sin necesidad de bloquear los sentimientos negativos, no se quede solo en lo negativo, puede hablar de sus metas y el éxito en el trabajo. Al centrarte en lo positivo, se sentirá mejor usted y quien le escucha.
6. Enfréntate a los desafíos buscando soluciones, una actitud positiva le permite considerar el problema como un desafío para el que hay que buscar una solución.
7. Cultiva pensamientos positivos para creer más en ti, es importante reconocer tus propias debilidades, pero también es necesario reconocer las fortalezas y habilidades.

En conclusión, el optimismo es un factor que proporciona cierto nivel de bienestar y felicidad al individuo, puesto que, las expectativas frente a los resultados futuros, varían conforme la percepción o expectativa de la persona se centra en lo positivo y no en lo negativo, así el optimismo actúa como motivación para que todo funcione mejor, pues esto permite ver las dificultades como una oportunidad sin catastrofizar, lo que resulta beneficioso para el bienestar físico y psicológico.

Referencias:

Anderson, MA (2012). Crisis de identidad en el amor y en el trabajo: optimismo disposicional como recurso personal duradero. Psicología social trimestral , 75 (4), 290-309. Recuperado de: https://journals.sagepub.com/doi/pdf/10.1177/0190272512451753

Assad, K., Donnellan, M., & Conger, R. (2007). Optimismo: Un recurso perdurable para las relaciones románticas. Revista de Personalidad y Psicología Social, 93 (2), 285–297. Recuperado de: https://psycnet.apa.org/record/2007-11111-009

Carver, C., & Scheier, M. (2014). Optimismo disposicional. Tendencias en Ciencias Cognitivas, 18(6), pp. 293-299. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S1364661314000333

Carver, C, Scheier, M., & Segerstrom, S. (2010). Optimismo. Revisión de psicología clínica , 30 (7), 879-889. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S027273581000019X?via%3Dihub

Contreras, F., & Esguerra, G. (2006). Psicología positiva: una nueva perspectiva en psicología. Diversitas: perspectivas en psicología, 2(2), 311-319. Recuperado de: http://pepsic.bvsalud.org/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1794-99982006000200011

Geers, A., Wellman, J., Seligman, L., Wuyek, L., & Neff, L. (2010). Optimismo disposicional, objetivos y participación en programas de tratamiento de salud. Revista de Medicina Conductual. 33, pp. 123–134. Recuperado de: https://link.springer.com/article/10.1007/s10865-009-9238-z#citeas

Geers, AL, Wellman, JA y Lassiter, GD (2009). Optimismo disposicional y compromiso: la influencia moderadora de la priorización de objetivos. Revista de personalidad y psicología social , 96 (4), pp. 913-932. Recuperado de: https://psycnet.apa.org/record/2009-03773-014

Giltay, EJ, Geleijnse, JM, Zitman, FG, Buijsse, B. y Kromhout, D. (2007). El estilo de vida y los correlatos dietéticos del optimismo disposicional en los hombres: el estudio de ancianos de Zutphen. Revista de investigación psicosomática , 63 (5), 483-490. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0022399907002917

Neff, LA y Geers, AL (2013). Expectativas optimistas en el matrimonio temprano: ¿un recurso o vulnerabilidad para el funcionamiento adaptativo de la relación? Revista de Personalidad y Psicología Social, 105 (1), 38–60. Recuperado de: https://psycnet.apa.org/record/2013-18039-001

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Sariçam, H. (2015). Felicidad subjetiva y esperanza. Universitas Psychologica , 14 (2), 685-694. Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/rups/v14n2/v14n2a23.pdf

Scheier, M., & Carver, C. (1985). Optimismo, afrontamiento y salud: evaluación e implicaciones de las expectativas de resultados generalizados. Psicología de la Salud, 4(3), 219–247. Recuperado de: https://psycnet.apa.org/record/1986-19862-001

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Solberg, N., Evans, D., & Segerstrom, S. (2009). Optimismo y retención universitaria: mediación por motivación, desempeño y ajuste. Revista de Psicología Social Aplicada, 39 (8), pp. 1887-1912. Recuperado de: https://onlinelibrary.wiley.com/doi/abs/10.1111/j.1559-1816.2009.00508.x

Urzúa, A., Caqueo-Urízar, A., Araya, C., Rocha, M., & Valdivia, P. (2016). ¿ Existe relación entre los optimismos estado y rasgo y la evaluación de la calidad de vida?. Universitas Psychologica, 15(2), 231-242. Recuperado de: http://www.scielo.org.co/scielo.php?script=sci_arttext&pid=S1657-92672016000200019