La adicción: Más que un problema de conducta, una enfermedad

Por: Neighbors’ Consejo|

La sociedad y el entorno actual han revelado nuevas adicciones y transformado otras antiguas que de acuerdo con los nuevos modelos de interacción o conectividad, afectan negativamente dependencias semejantes a las vistas por el alcoholismo o la drogadicción, como la adicción al internet, al trabajo, a las compras, o a las apuestas.

Durante el año pasado, se conoció el primer caso clínico en el mundo de adicción a los videojuegos (Fortnite), se trató de un menor español que estuvo hospitalizado durante dos meses luego de que presentara un trastorno en su comportamiento que incluía aislamiento, rechazo a interacciones sociales, negación a recibir ayuda sanitaria, inflexibilidad personal, desinterés por el entorno, selectividad en gustos y actividades, alteraciones en el desempeño académico y de rutinas diarias, alteración del sueño, etc (Ciencia y Ecología, 2021).

Por lo tanto, algunos expertos sugieren que la globalización del uso de nuevas tecnologías y el ocio han mostrado la necesidad de comprender, investigar y tratar con especialistas los signos de alerta en adicciones comportamentales o psicosociales, pues se han desarrollado nuevas formas de identificación desde temprana edad que involucran pensamientos y sentimientos hacia elementos materiales o afectivos que llevan al individuo a responder a sus impulsos inmediatos y quizá primitivos de placer y deseo, sin importar la edad.

Por ello, cada vez más, nos enfrentamos a niños, adolescentes y adultos condicionados a las nuevas tecnologías, al juego, sexo, comida, el teléfono móvil, etc. Como explica Salvatierra, (2018) sucede mediante el vínculo afectivo que establece la persona con su elemento adictivo (droga, internet, videojuegos, etc.) incluso hasta desarrolla un apego que fácilmente se convierte en dependencia y sufrimiento.

Gracias a investigaciones científicas sobre el cerebro y el comportamiento, la opinión sobre las adicciones ha cambiado. Se ha logrado identificar factores biológicos, ambientales y genéticos que representan riesgo de padecerlo y que lo convierten en un fenómeno social complejo y una problemática de salud pública, a partir del cual se analice el consumo de sustancias tanto como el abuso de comportamientos excesivos.

La cantidad de personas que sufren de adicción en Estados Unidos es asombrosa, los indicadores revelados en la Encuesta Nacional sobre Consumo de Drogas y Salud 2020 (NSDUH) indican que 162.5 millones de personas mayores de 12 años consumen tabaco, alcohol o alguna droga. Además, aproximadamente 61, 6 millones de personas especialmente los adultos entre 18 a 25 años, son consumidores compulsivos de alcohol y 49.6 millones de personas consumen marihuana, siendo esta la sustancia ilícita más usada. Cifras muy elevadas en comparación a la cantidad de personas que recibieron servicios de salud mental en torno a esta especialidad, que fueron tan sólo 4.2 millones.

Para el caso de las adicciones comportamentales, actualmente no existe ningún diagnóstico oficial para muchas de ellas como la “adicción a las compras” o la “adicción al internet”, por lo que es difícil identificar un registro real de dicho comportamiento. Sin embargo, existen investigaciones que permiten tener una visión de estas conductas desadaptativas y su consumo. 

En 2017, se realizó una encuesta que rastrea el uso de los medios y la tecnología entre los niños estadounidenses desde el nacimiento hasta los 8 años, se llamó “ Media Use By Kids Age Zero To Eight” y contó con una muestra de más de 1400 padres de todas las regiones del país, donde se evidenció la evolución del tiempo de uso de los medios tecnológicos por parte de los niños, es alarmante el aumento en cantidad de tiempo que ellos pasan con los dispositivos móviles cada día; en general, los menores de 8 años pasan un promedio de aproximadamente dos y cuarto horas al día con medios de pantalla.

Igualmente, en el caso de los preadolescentes y adolescentes. El estudio “Media Use by Tweens and Teens” en 2021, concluyó que de 2019 a dicho año, el uso de los medios tecnológicos creció en un 17% para preadolescentes y adolescentes. Por otro lado, los niños de 8 a 12 años usan alrededor de cinco horas y media los dispositivos de pantalla por día, mientras que los de 13 a 18 años, los utilizan alrededor de ocho horas y media, cifra que creció más rápido los dos últimos años desde el comienzo de la pandemia en comparación con lo sucedido durante los cuatro años anteriores a ésta.

En lo que refiere a la “adicción a las compras”, la situación no es muy diferente, ya que se ha podido establecer que fechas como el Black Friday, Navidad, Reyes, etc., son especialmente sensibles para aquellas personas que tienen algún riesgo como compradores y/o consumidores, ya que este periodo representa una tentación para su comportamiento. (San Román, 2019

La adicción entonces, es considerada una enfermedad física y psicoemocional que crea una dependencia o necesidad hacia una sustancia, actividad o relación, caracterizada por un conjunto de signos y síntomas en los que se involucran factores biológicos, genéticos, psicológicos y sociales. (Adictalia, 2020)

Considerarlo una enfermedad, es producto de la incapacidad que tiene la persona para mantener el control o tomar decisiones a voluntad, lo que a su vez se convirtió en un estigma social, pues se piensa que la persona que padece una adicción es por falta de carácter, de moral y de voluntad, debido a que es percibido como un problema de conducta, más no como la enfermedad que realmente es. 

Y, es que fue hasta hace poco que la nueva edición del Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-V) reconoce la existencia de diferentes tipos de adicciones a través del capítulo: “Trastornos adictivos y relacionados a sustancias” y que incluye: Los trastornos relacionados a sustancias, abarcando las diferentes sustancias, tales como el alcohol, la cafeína, el cannabis, los alucinógenos, inhalantes, opiáceos, sedantes, hipnóticos  y ansiolíticos, los estimulantes y el tabaco. Incluye también los trastornos no relacionados a sustancias como el juego  patológico (ludopatía), pero no menciona las adicciones comportamentales que están siendo tan estudiadas por investigadores contemporáneos dado el auge tecnológico y cultural de consumismo.

Igualmente, en febrero de 2022 la Organización Mundial de la Salud (OMS), actualiza su Undécima Clasificación Internacional de Enfermedades de la OMS (ICD-11), donde por primera vez incluye la adicción a los videojuegos en su apartado de desórdenes mentales. 

Conviene entonces comprender por qué el cerebro está ligado al mantenimiento de las conductas adictivas. Investigaciones en Neurobiología han encontrado que la adicción es un desorden neurológico que afecta el sistema de recompensa y castigo del cerebro, los cuales son mecanismos cerebrales que a lo largo de la vida nos permiten asociar los estímulos con el placer o la aversión, motivando a la persona en la toma de decisiones frente a las necesidades primarias, como la comida, el sexo, la interacción social, etc., y que termina reforzando comportamientos (Méndez Díaz et al., 2010). Por ejemplo, cuando el individuo tiene sed, busca algún líquido para ingerir como agua, porque sabe que al hacerlo se sentirá mejor, convirtiendo esa sensación en placer.

Ahora bien, el cerebro en su sistema de recompensa que involucra especialmente el sistema límbico encargado del control de las emociones y los impulsos primarios, el área tegmental ventral (asociada al hipotálamo) y el núcleo accumbens (neuronas que tiene una función fundamental con respecto al placer), se activan mediante la liberación de neurotransmisores como la dopamina, endorfinas, serotonina, etc., provocando sentimientos de placer, efecto de recompensa o felicidad. (Razón Hernández, K. et al., 2018)

Las drogas, por ejemplo, producen una liberación mayor de dopamina que puede mantenerse acumulada en el sistema nervioso provocando una sobreestimulación que se refleja en euforia intensa y prolongada, incluso en ausencia de estímulo. (Instituto Nacional sobre el Abuso de Drogas NIDA, 2022)

Cuando esta sensación placentera invade a la persona por la liberación de dopamina, el cerebro interpreta la respuesta como agradable, formando un recuerdo en la memoria acerca de lo que provocó estímulo reforzador (comida, chocolate) y busca volver a experimentarlo. (Razón Hernández, K. et al., 2018)

Las  adicciones  tecnológicas, se caracterizan porque el sujeto desarrolla tolerancia y abstinencia a pesar de no usar sustancias químicas; presume  la  realización  de  una conducta como parte de la vida cotidiana y que puede no representar peligro, pues llega a ser problemática toda vez que se hace de manera repetitiva, excesiva e inadecuada; abandonando rutinas anteriormente gratificantes; aumentando la necesidad de obtener  un  estado  de  bienestar (recompensa) o evitar el estado de malestar (abstinencia); generando así una dependencia cuando se establece una relación negativa y destructiva incontrolable. (Toranzo, et  al., 2018). Por su parte, Salanova, Llorens & Cifre (2013), agregan que cuanta más tecnoadicción haya, menos bienestar habrá, pues se puede llegar a experimentar ansiedad cuando no las están usando.

Este tipo de adicciones suelen ser más difíciles de identificar y aceptar por la cotidianidad o la normalización social de la conducta, pero la persona también obtiene sensación de bienestar al activar el circuito de recompensa cerebral, tal como sucede con las drogas químicas, la clave para superar cualquier tipo de adicción será aceptar la enfermedad y buscar asistencia profesional que le ayude a crear límites y equilibrar el uso de la sustancia o la relación de la conducta en vez de eliminarla totalmente.

Es importante, por tanto, reconocer la adicción como una enfermedad y eliminar el estigma que rodea a la persona adicta, ya que esto impide la búsqueda y atención del servicio médico, lo que puede aumentar el consumo o llevar a una recaída.

El 25 de enero de 2019, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito, expuso el impacto negativo de la estigmatización sobre la adicción a las drogas, pues se desconoce el proceso complejo que hay detrás de la conducta adictiva, que en palabras de David Sheff, autor del libro Mi hijo precioso: el viaje de un padre a través de la adicción de su hijo, se debe a que las personas tienden a culpar, juzgar, avergonzar y castigar a aquel que es adicto (Organización de las Naciones Unidas, 2019)

Por ello, aquí te compartimos algunas alertas que pueden indicar que es el momento de buscar ayuda para ti o para alguien que conoces:

  • No puede controlar el impulso a realizar determinadas conductas
  • No puede dejar de consumir alguna sustancia
  • Padece dependencia física y/o psicológica.
  • Consume una sustancia o realiza una conducta adictiva, aunque conoce las consecuencias negativas (salud, económicas, laborales, familiares, etc.)
  • Invierte más tiempo o dinero para el consumo o la práctica de la conducta adictiva
  • Padece un síndrome de abstinencia, al interrumpir el consumo o la actividad
  • Se siente irritado o deprimido al reducir la frecuencia de consumo
  • Pierde el interés por otras actividades satisfactorias (deporte, reuniones sociales, etc.)
  • Aparición de conflictos y problemas consigo mismo y con el entorno (familia, trabajo, escuela, economía, tiempo de ocio…)

Se puede concluir por tanto, que el cerebro de una persona adicta, busca la estimulación de dopamina por medio de la satisfacción o el placer hasta convertirlo en un hábito,  es entonces cuando las adiciones se apropian del sistema de recompensa para modificar la necesidad de droga, tabaco, juego, sexo, celular, etc., en una necesidad natural,  provocando así cambios en la función normal del cerebro, donde la percepción, los pensamientos y la voluntad terminan sometidos al elemento que produce placer. ya que lo único gratificante es evitar la sensación de malestar que le genera la abstinencia.

Referencias

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Ciencia y ecología (15 de septiembre de 2021) Diagnostican oficialmente el primer caso clínico de adicción a Fortnite. DW made for minds. Recuperado de:  https://p.dw.com/p/40Lvf

Common Sense. The Common Sense Census: Media Use By Kids Age Zero To Eight, 2017. Recuperado de: https://www.commonsensemedia.org/sites/default/files/research/report/csm_zerotoeight_fullreport_release_2.pdf

Rideout, V., Peebles, A., Mann, S., & Robb, M. B. (2022). Common Sense census: Media use by tweens and teens, 2021. San Francisco, CA: Common Sense. https://www.commonsensemedia.org/sites/default/files/research/report/8-18-census-integrated-report-final-web_0.pdf

De Sola Gutierrez, José. (2014). ¿Qué es una adicción? Desde las adicciones con sustancias a las adicciones comportamentales. Evaluación e Intervención terapéutica. Revista digital de medicina psicosomática y psicoterapia, (4), pág: 1-28. Recuperado de: https://www.psicociencias.org/pdf_noticias/Que_es_una_adiccion_J._de_Sola.pdf

Key Substance Use and Mental Health Indicators in the United States: Results from the 2020 National Survey on Drug Use and Health. Substance Abuse and Mental Health Services Administration (SAMHSA). October 2021. Recuperado de: https://www.samhsa.gov/data/sites/default/files/reports/rpt35325/NSDUHFFRPDFWHTMLFiles2020/2020NSDUHFFR1PDFW102121.pdf

NIDA. (3 de Mayo de 2021) Cerebro y la adicción. Recuperado de:  https://teens.drugabuse.gov/es/datos-sobre-las-drogas/cerebro-y-la-adiccion

NIDA. (22 de Marzo de 2022) Las drogas y el cerebro. Recuperado de: https://nida.nih.gov/es/publicaciones/las-drogas-el-cerebro-y-la-conducta-la-ciencia-de-la-adiccion/las-drogas-y-el-cerebro

Mendez, D. M., Contreras, A. E. R., Gómez, B. P., Romano, A., Caynas, S., & García, O. P. (2010). El cerebro y las drogas, sus mecanismos neurobiológicos. Salud mental33(5), pág. [451-456]. Recuperado de: https://www.medigraphic.com/cgi-bin/new/resumen.cgi?IDARTICULO=27169

Naciones Unidas. 30 de Enero de 2019. La adicción es una enfermedad, no una elección»: un evento de la UNODC destaca el papel de la educación en la lucha contra el estigma sobre el consumo de drogas. Recuperado de: https://www.un.org/es/impacto-acad%C3%A9mico/%C2%ABla-adicci%C3%B3n-es-una-enfermedad-no-una-elecci%C3%B3n%C2%BB-un-evento-de-la-unodc-destaca-el

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Razón Hernández, K. C., Rodríguez Serrano, L. M., & León Jacinto, U. (2018). Neurobiología del sistema de recompensa en las conductas adictivas: consumo de alcohol. Revista Electrónica de Psicología Iztacala20(4). Recuperado de: https://www.iztacala.unam.mx/carreras/psicologia/psiclin/vol20num4/Vol20No4Art6.pdf

Salanova M, Llorens S, Cifre E. (2013). The dark side of technologies: technostress among users of information and communication technologies. Int J Psychol. 48 (3) pág [422-36]. Recuperado de: https://core.ac.uk/reader/61432118?utm_source=linkout

Salvatierra, R. (2018). Adicciones y posmodernidad. PSIQUIATRÍA Y SALUD MENTAL35(3/4), pág: 228-230. Recuperado de: http://www.schilesaludmental.cl/wp-content/uploads/2019/05/12.-Adicciones-y-Posmodernidad-R.-Salvatiarra.pdf

San Román Rafael, R. (29 de noviembre de 2019) Black Friday y adicción a las compras, ¿qué hay de cierto? Ifeel. Recuperado de: https://ifeelonline.com/black-friday-y-adiccion-a-las-compras-que-hay-de-cierto/

Toranzo, F., Marín, G. y Morán, C. (2018). Relación entre las Bases Neurobiológicas de las Adicciones a Sustancias y las Tecnoadicciones. Anuario de Investigaciones de la Facultad de Psicología II Congreso Internacional de Psicología – V Congreso Nacional de Psicología “Ciencia y Profesión”3(3), 560-568. Recuperado de: https://revistas.unc.edu.ar/index.php/aifp/article/view/20761/20390

2 Responses

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