El hipocondríaco no miente, sus síntomas y su padecimiento son una interpretación errónea de la enfermedad no premeditada.

Por: Neighbors’ Consejo|

“Mi esposa durante el último año se ha estado quejando de dolor abdominal y ruidos intestinales, dice que siente una protuberancia justo al lado del ombligo que se examina a diario. Su preocupación de padecer alguna enfermedad grave ha ido aumentando, pero, aun así, se negaba ir a urgencias por el temor de que le dijeran que padecía alguna enfermedad grave, dado que se la pasaba buscando en el internet sobre sus síntomas y estaba convencida a partir de su búsqueda, que estos podrían estar causados por un carcinoma de colon, lo que le generó más angustia. Hace seis meses y después de mucho insistir, estuvimos en el Hospital, el médico le ordenó varios exámenes de sangre, orina y heces, en los cuales no encontró nada de qué preocuparse, excepto de una posible indigestión que no representó ningún riesgo, con lo que ella se sintió tranquila. Sin embargo, una semana después la preocupación vuelve y decide buscar otra opinión, esa vez el profesional repitió los exámenes y reiteró el diagnóstico por gastroenteritis. Sólo un par de días, mi esposa ha mantenido la calma, hasta hoy que decide volver al hospital para que le hagan un nuevo chequeo”.

Lo anterior, podría ser un claro caso de hipocondriasis o hipocondría, que, de manera común, es utilizado para referirse a las personas que se preocupan demasiado por enfermarse. La Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI), la describe como “una enfermedad donde el paciente cree injustificadamente que padece alguna enfermedad grave”, agrega que en general es desencadenada por la interpretación catastrófica que se hace sobre las señales corporales. En otras palabras, es cuando el paciente asume una postura sobre su estado de salud, transmitido por una falsa creencia y sus propias sensaciones.

Conviene destacar que la persona que pasa por esta situación, suele dedicar mucho tiempo, atención, pensamientos, energía, etc., a la angustia e incertidumbre por el temor a sufrir de mala salud y esto, termina ocasionando un deterioro en su funcionamiento psicosocial.

Llegar a la definición y tipificación actual llevo tiempo. Inicialmente se habló desde el origen de la palabra hipocondría, que proviene del griego “hypocondros” que significa “debajo del cartílago”, refiriéndose a la región del cuerpo ubicada bajo las costillas y el extremo del esternón, ya que los pacientes la señalaban dentro de las narrativas de su malestar. Posteriormente, Claudio Galeno, es el primero en identificarlo como la “enfermedad hipocondríaca” atribuyéndole los síntomas mentales. Más adelante Jean Falret la identificó como un trastorno de tipo neurosis, siendo esta la primera clasificación validada Internacionalmente para la enfermedad. (García, 2021).

Consecutivamente, para el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales cuarta edición (DSM- IV), el concepto de hipocondriasis es clasificado como Trastorno Hipocondríaco, el cual hacía referencia al miedo por la mala salud o la creencia de tener o desarrollar una enfermedad grave. (Lebel, et al., 2020). Actualmente, el mismo Manual en su quinta edición (DSM-V) cambia esta clasificación y, el diagnóstico entra a hacer parte de la categoría de los Trastornos de Síntomas Somáticos y otros relacionados, con subclasificación de dos tipos: El Trastorno de Síntomas Somáticos y el Trastorno de Ansiedad por Enfermedad, cuya diferencia principal se establece en la presencia de síntomas de origen mental en forma física (somáticos). (Asociación Americana de Psiquiatría [APA], 2013). 

Estos trastornos suelen surgir en la edad adulta, pero pueden aparecer en cualquier edad. Aspectos como el sexo, el nivel educativo, la condición socio económica, etc., no son predictores de vulnerabilidad. (Tunç & Başbuğ, 2018) Con respecto a las causas, se han identificado diferentes variables, dentro de las cuales la Clínica de Mayo menciona:

  • La dificultad para tolerar la incertidumbre sobre sensaciones molestas o inusuales.
  • Por aprendizaje social. Haber experimentado una enfermedad grave propia o, la de un familiar o por sobreprotección familiar (cuando se preocupan mucho por la salud).  Estudios como el de Arnáez, García & Belloch (2019), han encontrado grandes indicios de la influencia de la familia en la adquisición de las creencias sobre la salud y la enfermedad, por lo que los autores lo consideran riesgo para vulnerabilidad en la hipocondría.
  • La experiencia traumática de la niñez con una enfermedad.

Al respecto, Barsky (1992 citado por Belloch et al., 1999), sugiere que un hipocondríaco por su sintomatología ansiosa, desarrolla un “estilo somático amplificador”, lo que quiere decir que tiende a experimentar las sensaciones somáticas, fisiológicas y anatómicas de manera más intensa y perjudicial que otras personas. Lo cual incluye tres elementos:

a.) Hipervigilancia corporal o el auto-chequeo. Por ejemplo, revisar constantemente su garganta o palpar el vientre.

b.) Tendencia a fijar su atención en las sensaciones desagradables, aunque sean poco frecuentes y/o tenues. Por ejemplo, con los cólicos o los ruidos intestinales.

c.) Valoración de las diferentes sensaciones como anómalas y patológicas. Por ejemplo, si el paciente vomita por un diagnóstico viral el cree que se debe a un tumor en el colon.

Ahora bien, la persona con un Trastorno de Ansiedad por Enfermedad (TAE) se angustia de manera excesiva por enfermarse de manera crónica. En esta subclasificación los síntomas somáticos son leves y, deben persistir por un tiempo mínimo de seis meses o simplemente no presentan signos. Otros síntomas de este trastorno incluyen diferentes características asociadas en tres grupos que según la Clínica de la Ansiedad de España: 

Cognitivos

  • Creer que los síntomas menores o las sensaciones corporales (gases abdominales) significan que padece una enfermedad grave.
  • Sentir frustración y ansiedad ante la falta de diagnóstico.
  • Sentir algo o nada de tranquilidad después de consultar al médico y obtener resultados negativos en las pruebas.
  • Sentirse alarmado por leer o escuchar sobre enfermedades y problemas de salud.
  • Prestar mayor atención a las posibles consecuencias negativas

Emocional-fisiológicos

  • Ansiedad
  • Temor desproporcionado al peligro real
  • Cambios en el estado de ánimo

Conductuales

  • Hablar continuamente sobre su salud, posibles enfermedades, dolencias y síntomas.
  • Búsqueda constantemente de información en internet u otras fuentes sobre las causas de síntomas y posibles enfermedades.
  • Consulta frecuentemente al médico o evita la atención médica.
  • Chequear repetidamente partes del cuerpo para detectar signos de enfermedad.
  • Disminución de actividades sanas y aquellas que implican responsabilidad social o laboral.
  • Solicitar diferentes criterios médicos para el mismo malestar.
  • Evitar personas, lugares, cosas o actividades por temor a poner en riesgo la salud.

Por otra parte, el Trastorno de Síntomas Somáticos (TSS), como ya se mencionó anteriormente se caracteriza por múltiples síntomas físicos constantes que están asociados a fenómenos mentales (somatización), igualmente los pensamientos, sentimientos y comportamientos desproporcionados están relacionados a esa sintomatología, los cuales pueden ser médicamente explicados o no, pero no se producen intencionalmente. (Dimsdale, 2020).

Es decir, que los síntomas físicos de la persona con este trastorno, son el resultado de la angustia experimentada por pensamientos, sentimientos y comportamientos erróneos sobre la salud. Por ejemplo, la preocupación constante sobre posibles enfermedades o las sensaciones físicas normales, que son interpretadas como signos de enfermedades físicas graves. Otros ejemplos fueron mencionados más arriba como síntomas cognitivos, emocionales-fisiológicos y conductuales del trastorno de Ansiedad por Enfermedad.

Cabe subrayar, que el dolor es la señal más visible en este trastorno, pero cualquier sensación corporal específica de causa médica o no, podría considerarse un síntoma como el agotamiento o la dificultad para respirar. Estos pueden ser leves, moderados o graves y, según su intensidad pueden ocasionar molestias significativas que resultan en el deterioro de la funcionalidad del individuo y de sus relaciones interpersonales.

También se puede dar el caso en que los síntomas estén relacionados a una enfermedad preexistente, cuando el paciente reacciona con mayor intensidad a la enfermedad médica. (Dimsdale, 2020a) Por ejemplo, un paciente que se ha recuperado físicamente de un infarto de miocardio, pero que sigue experimentando preocupación excesiva por padecer otro infarto o mantiene comportamientos como discapacitado. Esta situación puede llevar al individuo a requerir mayor atención y apoyo, incluso puede llegar atentar contra su vida; en pocas palabras volverse dependientes de los demás.

El estudio realizado por Sophie Lebel et al. (2020) “La ansiedad por la salud y los miedos relacionados con la enfermedad en diversas enfermedades crónicas: una revisión sistemática sobre la conceptualización, la medición, la prevalencia, el curso y las correlaciones”, se encontró que los pacientes con enfermedades crónicas frecuentemente experimentan temor a que los síntomas y el cuadro clínico se repita o se agrave, evidenciando una prevalencia por enfermedades como el cáncer, el Parkinson, la enfermedad cardíaca y la diabetes. Lo anterior es un indicador de que el hipocondríaco, no está mintiendo como generalmente es estigmatizado, los síntomas y su padecimiento son una interpretación errónea pero no premeditada.

Para cualquiera de los dos trastornos, sea con síntomas físicos (TSS), o mínimos o ausentes (TAE), la angustia y el temor injustificado en una falsa creencia es la causa de la sintomatología y, la persona que lo padece no encuentra un alivio fácilmente. Entonces, es necesario identificar los miedos y sus causas, aceptarlos y buscar ayuda profesional.

Se da inicio al proceso psicoterapéutico, después de hacer un diagnóstico diferencial con cualquier patología clínica y este tiene como finalidad ayudar al individuo afrontar las reacciones que desencadenan los síntomas, es decir, aprender a manejar el temor y restablecer el control de los pensamientos y así aliviar el cuadro para mejorar la calidad de vida, es necesario realizar una atención integral donde se busque abarcar el mayor cuidado médico y de salud mental. En general, la psicoterapia puede incluir la psicoeducación para establecer un conocimiento claro de los síntomas y tratar de reducir la angustia por estos, la terapia cognitivo-conductual que ha demostrado buena evidencia en la reestructuración de creencias y alteraciones del pensamiento y, en algunos casos es necesario la farmacoterapia. (Gómez et al., 2018).  

Para concluir, la hipocondría, reemplazada en el Manual Diagnóstico por el Trastorno de Ansiedad por Enfermedad o Trastorno de Síntomas Somáticos, según sea el caso y la condición de los síntomas; constituye una fuerte preocupación física y mental en el individuo por el temor a padecer una enfermedad, que puede provocar el deterioro de su funcionalidad y de sus relaciones interpersonales. Su diagnóstico se fundamenta en la forma en que interpreta, siente y reacciona quien lo padece y su consecuencia sobre la vida diaria, más que los simples síntomas físicos. Generalmente, la persona busca más de una explicación a la sintomatología para aliviar su angustia, pero esta es temporal y el cuadro regresa cuando la creencia errónea de una enfermedad grave transita por la mente.

Referencias

Arnáez, S., García-Soriano, G., & Belloch, A. (2019). Creencias disfuncionales en la hipocondría: Un estudio familiar. Anales de Psicología35 (1), 19-25. Recuperado de: https://scielo.isciii.es/scielo.php?pid=S0212-97282019000100003&script=sci_arttext&tlng=es

Asociación Americana de Psiquiatría. (2013). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales (5ª ed.). Washington, DC: Autor.

Belloch, A., Ayllón Negrillo, E., Martínez Narváez-Cabeza de Vaca, P., Castañeiras Gebrikian, C., & Jiménez Tallón, M. Ángeles. (1999). Sensibilidad a las sensaciones corporales e hipocondría. Revista De Psicopatología Y Psicología Clínica, 4(1), 1–14. Recuperado de: https://revistas.uned.es/index.php/RPPC/article/view/3869

Clínica de Mayo. (noviembre 20, 2018) Trastorno de ansiedad. Recuperado de: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/illness-anxiety-disorder/symptoms-causes/syc-20373782

García, José. (2021). Aspectos subjetivos de la hipocondría. Revista de Neuro-Psiquiatría, 84(3), 219-229. Recuperado de: http://www.scielo.org.pe/scielo.php?pid=S0034-85972021000300219&script=sci_arttext

Gómez, S., Alonso, I., Pérez, R., & Moreno, D. (2018). Hipocondría en la infancia y adolescencia. Revisión bibliográfica. Rev. psiquiatr. infanto-juv, 7-16. Recuperado de: https://pesquisa.bvsalud.org/portal/resource/pt/ibc-184278

Lebel, S., Mutsaers, B., Tomei, C., Leclair, CS, Jones, G., Petricone-Westwood, D., y Dinkel, A. (2020). La ansiedad por la salud y los miedos relacionados con la enfermedad en diversas enfermedades crónicas: una revisión sistemática sobre la conceptualización, la medición, la prevalencia, el curso y las correlaciones. Plos One, 15 (7). Recuperado de: https://journals.plos.org/plosone/article?id=10.1371/journal.pone.0234124

Instituto de la Mente Infantil. (s. f.) En pocas palabras: ¿Qué es el trastorno de ansiedad por enfermedad? Recuperado de: https://childmind.org/es/articulo/informacion-basica-sobre-el-trastorno-de-ansiedad-por-enfermedad/

Tunç, S. y Başbuğ, HS (2018). Una manifestación extraordinaria de hipocondriasis. Anadolu Psikiyatri Dergisi , 19 (3), 331-333. Recuperado de: https://alpha-psychiatry.com/Content/files/sayilar/97/331-333.pdf

Dimsdale, Joel. (octubre, 2020). Trastorno de síntomas somáticos. Manual MSD, Versión para profesionales. Recuperado de: https://www.msdmanuals.com/es-co/professional/trastornos-psiqui%C3%A1tricos/trastornos-de-s%C3%ADntomas-som%C3%A1ticos-y-relacionados/trastorno-de-s%C3%ADntomas-som%C3%A1ticos

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