Sentir amor y cariño, no es igual a depender emocionalmente de alguien a quien se idealiza.

Por: Neighbors’ Consejo|

Cuando se habla de dependencia emocional, comúnmente se relaciona a personas pasivas y complacientes y, que se consideran mantienen grandes carencias afectivas que buscan cubrir a través de sus relaciones interpersonales. Así pues, este término ha tomado gran importancia en el análisis del comportamiento, dado que las personas dependientes experimentan gran malestar emocional y somático, al ser privados de la persona de quien dependen. Y, aunque no se encuentra definida como trastorno mental, sí es característico de algunos trastornos de la personalidad.

De acuerdo con Jorge Castelló, autor español y mayor exponente del tema, la dependencia emocional “es la necesidad extrema de carácter afectivo que una persona siente hacia su pareja a lo largo de sus diferentes relaciones,” donde la persona tiende a mostrar comportamientos de sumisión, pensamientos obsesivos sobre la pareja, sentimientos intensos de miedo al abandono, entre otros. (2005, p.17) En pocas palabras, la persona dependiente emocionalmente necesita al otro del que depende de forma incontrolable, lo que lo llega a realizar conductas dañinas para la relación y para sí mismo.  

Dicho en palabras de Villa y Sirvent (2009 Citado en Santamaría et al., 2015), el comportamiento de estas personas resulta ser adictivo hacia las relaciones interpersonales y está basado en un rol asimétrico y una actitud dependiente en la relación con el sujeto del que dependen. Cuya necesidad afectiva extrema y continua, les obliga a satisfacerla a través de sus relaciones interpersonales de apego, especialmente las de pareja, aunque también se puede dar en una relación familiar o de amistad. La relación afectiva se convierte en la prioridad de la persona.

Conviene aclarar que, si bien esto puede darse eventualmente, es decir tan solo en una de las relaciones de la persona, para hablar de dependencia, debe existir una constante en el comportamiento, es decir, que las conductas asumidas para satisfacer las demandas afectivas sean constantes, patológicas o desproporcionadas; además que la dependencia sea una necesidad del otro en sentido puramente afectivo. Jorge Castelló (2005), afirma que, el dependiente concibe su vida siempre al lado de alguien, a quien idealiza, considera poderoso y lo convierte en su sentido de vida.

En referencia a esto, Skvortsova y Shumskiy (2014), identificaron algunos componentes que caracterizan las relaciones dependientes, donde mencionan:

  1. Pérdida de la libertad: La persona experimenta la dependencia como una pasión obsesiva y como tentación incontenible, no hay lugar a la libre decisión, ni elección. La persona dependiente pierde su autonomía y su comportamiento no puede ser autodefinido; el dependiente entiende su falta de libertad, esta le resulta dolorosa y contradictoria, esto le disgusta, aunque no puede manejarlo. Por ejemplo: aunque la persona se sienta insatisfecho en la relación, siempre se ve obligado a volver a ella, “busca, está presente, no recibe nada, se va enojado, pero al transcurrir el tiempo, empieza de nuevo con las llamadas, los mensajes, la búsqueda, etc.”
  2. Comportamiento y actitud impersonal hacia la pareja: Para la persona dependiente no resulta valioso la pareja, sino la capacidad que este tiene para satisfacer sus necesidades y suplir sus carencias. Y, aunque la persona afirme que “todo depende de la pareja” y este sea percibido como insustituible, no existe una aceptación del otro por su individualidad única con peculiaridades y limitaciones, sino más bien como despersonalizada y funcional. Por eso los aspectos del carácter y del comportamiento de la pareja, que no van acorde a sus exigencias, son ignorados y pueden provocar irritación o miedo. En efecto, las relaciones de dependencia se convierten en superficiales, carecen de diálogo auténtico y de encuentro profundo.
  3. Estrechamiento de valores y pérdida de conexión con el mundo: El mundo y la vida parecen reducirse a la relación de pareja que se vuelve dominante. Y, aunque la persona dependiente entiende que existe una vida más allá de esta relación, que hay intereses y metas profesionales, que existen otras personas familiares, amigos y demás personas con quien puede comunicarse, a nivel emocional ve la relación como un núcleo, como la parte esencial de la vida, a lo que todo lo demás está conectado, entonces lo valioso del mundo se concentra en torno exclusivamente a su pareja, por tanto toda su atención es absorbida por esta relación, lo demás resulta casi mecánico, por lo que la persona reacciona excesivamente a los detalles molestos de la misma.
  4. La ausencia de sentido que pueda conducir a la realización: Sin la pareja, la dirección de la vida podría perderse, aunque tiene claro que esta relación no tiene futuro. La persona dependiente siempre siente una profunda falta de realización y por lo tanto experimenta el sinsentido de toda su vida; no existe relación consigo mismo.
  5. El círculo vicioso de “cercanía-distanciamiento”: En este tipo de relaciones se da un sufrimiento, que resulta convertirse en un ciclo de retorno, se sufre porque la relación nunca será de la forma en que se quiere que sea, y por el sufrimiento de la propia incapacidad para detener la relación insatisfactoria. Mientras esto sucede, la persona dependiente también se enfrenta a sentimientos de desesperanza y miedo a permanecer en dicha relación para siempre.
  6. “Altibajos emocionales”: Provocan progresivamente un desgaste emocional en la persona dependiente. Este ciclo se experimenta como agotador, angustioso y duro. Para la persona resulta difícil la separación, pero también estar dentro de esta relación. Hay una fuerte insatisfacción con la superficialidad del contacto y la ausencia de un futuro común. El dependiente también siente insatisfacción consigo mismo: pues al olvidarse de sí y seguir a su pareja, siente que se está traicionando a sí mismo. Entonces la relación termina oscilando entre dos polos: “todo es genial – todo es terrible”, estos cambios emocionales varían entre la euforia a la desesperación, el dependiente puede sentirse insustituible o inútil y abandonado. En el caso de haber un final en la relación, el dependiente suele necesitar unos años para recuperarse y para superar el ciclo de sufrimiento y agotamiento emocional.
  7. Esperanzas poco realistas de mejorar la relación: Inicialmente el dependiente cree que todas las dificultades de la relación se pueden superar, pero con el paso del tiempo y al no haber cambios, la persona ya no logra compensar las emociones negativas y que están conectadas a la pareja. Sin embargo, la esperanza permanece, dado el valor que se da a la relación con la pareja, el dependiente esperar que sucedan casi un milagro, pero cuando llega a la conclusión de que nunca obtendrán lo que quieren, se aferra a sus expectativas poco realistas y moviéndose en un círculo vicioso de una relación de dependencia una y otra vez.
  8. Sentimientos espirituales: Los sentimientos que la persona dependiente experimenta durante la relación, representan algo más que simple placer o la reducción de tensión, resulta ser más grande que un sentimiento. Las cosas que experimenta el dependiente resultan similares a las sensaciones que acompañan algunos tipos de adicciones o dependencias a la adrenalina o endorfina, por: ludopatía, obsesión, la necesidad de actividades deportivas extremas, etc., por lo que es algunos profesionales como Castelló, defienden la posibilidad de que la dependencia emocional sea considerado como una categoría diagnóstica propia dentro del DSM-V, o dentro de la categoría de adicciones no relacionadas con sustancias o dentro de los Trastornos de la personalidad como “por necesidades emocionales” (2005 Citado en Santamaría, et al., 2015). Ahora bien, las sensaciones fuertes, que son rara vez accesibles, Maslow, las llamó “experiencias pico” ya que denotan un contenido trascendental, en pocas palabras resulta como abrir las puertas a otra dimensión, para ejemplificar: “Estoy dispuesto a hacer todo por esa felicidad sobrenatural que sentía cerca de él o ella.”

Con respecto a lo anterior, se puede decir que en una relación donde existe dependencia emocional, aunque esta no haya sido satisfactoria, el dependiente intentará mantener esta relación por su incapacidad para cortar el vínculo con la pareja aun a costa de la propia felicidad y estabilidad.

Por ejemplo, las personas dependientes se caracterizan porque no soportan estar solas, la distancia física o emocional con el otro, les representa síntomas de estrés y ansiedad; también se muestran sumisos ante su pareja y no son capaces de expresar sus opiniones, por tanto prefieren no discutir para evitar disgustar a la pareja; tienden a sentirse inferior a los demás y/o culpable, creen que no son suficientemente buenos para su pareja, se desvalorar a consecuencia de su baja autoestima; se obsesionan con la pareja y por eso suele idealizarla; necesitan controlar la vida del otro, por lo que llegan a obsesionarse con la idea de ser engañados; y , tienden al aislamiento social, reducen o desatiende las relaciones personales. (Fenoy, & Cristóbal, 2022).

O sea que, el dependiente emocional convierte sus sentimientos de amor y placer en dolor y disgusto, a causa de su baja autoestima, falta de dignidad o por temor a sentirse solo. Tal como lo afirma Isabel Rodríguez (2013), “el amor y el cariño se convierte en una fuente de dolor y angustia, provocando una constante infelicidad y vacío existencial.”

De hecho, Skvortsova y Shumskiy (2014) manifiestan en base a sus investigaciones que, las relaciones de dependencia son destructivas y que a nivel individual suelen ser experimentadas como algo malo y defectuoso. Sin embargo, las personas con dependencia emocional mantienen esta relación puesto que son incapaces de abandonarla, debido a un poder dinámico que lo empuja o lo atrae y que está compuesto de dos elementos:

  1. Un motivo interno que lo impulsa a cubrir ciertas carencias y las cuales son descritas por Laengle cómo las tres motivaciones existenciales fundamentales y que son: a. La falta de apoyo; b. La falta de sentimiento de vida; y, c. La falta de respeto por uno mismo y de autoaceptación. (2006 Citado en Skvortsova, et al., 2014)
  2. Un valor externo que le atrae hacia las conductas dependientes, como: los sentimientos experimentados como trascendentales durante la existencia humana y el propio valor de la vida y de la persona, los cuales generan un gran impacto en el dependiente y despiertan en él un deseo o pasión de volver a experimentarlos.

Estas son algunas de las formas en las que se puede concebir la dependencia, pero ya sea desde un aspecto interno o externo, la dependencia trae consigo consecuencias devastadoras en cuanto a salud mental se refiere, pues depender emocionalmente de otra persona se asocia a trastornos por consumo de sustancias, de la personalidad, de la conducta alimentaria, obsesivos, además con ser víctima de maltrato físico o psicológico.

De manera que, es importante revisar cómo están sus relaciones interpersonales, y si de alguna manera usted siente que no puede vivir sin el apoyo emocional de su pareja, familiar o amigo, puede ser un indicativo de que su relación está cambiando de ser saludable a dependiente. Tenga en cuenta algunas señales que presenta el portal Healthline y que se dan a continuación:

  • Tiene una visión idealizada de su pareja o de la relación.
  • Cree que su vida carece de sentido sin su pareja.
  • Cree que no puedes encontrar felicidad o seguridad solo.
  • Siente miedo persistente al rechazo.
  • Tiene una necesidad constante de seguridad.
  • Experimenta sentimientos de vacío y ansiedad al pasar tiempo a solas.
  • Necesitar a su pareja para construir su autoestima, confianza e identidad personal.
  • Siente celos o posesividad.
  • Se le dificulta confiar en los sentimientos de su pareja hacia usted.

Si lo considera necesario consulte rápidamente a un profesional de la salud mental, quien podrá ayudarle a reconocer la problemática, entender y aceptar sus emociones, a cuidar y aumentar la autoestima, establecer nuevos hábitos que le ayuden a Invertir tiempo en usted mismo y a centrarse en su felicidad, le enseñara a establecer relaciones saludables, etc.

Para finalizar, las relaciones interpersonales implican de alguna manera crear un vínculo afectivo con el otro, principalmente en las relaciones de pareja, el problema se presenta cuando el sujeto experimenta ese vínculo como una necesidad extrema, convirtiéndolo en víctima de sus requerimientos al querer cubrir con la relación vacíos internos que nunca se satisfacen de forma plena. Ahora bien, la baja autoestima, el miedo a estar solo, así como cuadros de ansiedad y depresión, son las principales causas de que las relaciones lleguen a ser de dependencia emocional, así entonces será necesario buscar ayuda profesional para aprender a construir relaciones más saludables.

Referencias:

Castelló, J. (2005). Dependencia emocional. Características y tratamiento. Alianza Editorial. S.A. Madrid.

Fenoy, R., & Cristóbal, M.  ( Junio 14, 2022). ¿Qué es la Dependencia Emocional?. Aesthesis Psicólogos de Madrid, Recuperado de: https://www.psicologosmadridcapital.com/blog/consiste-dependencia-emocional/

Healthline. (Mayo 7, 2020). Dependencia emocional: Cuáles son las señales y qué debes hacer. Recuperado de: https://www.healthline.com/health/es/dependencia-emocional

Momeñe, J., Jáuregui, P., & Estévez, A. (2017). El papel predictor del abuso psicológico y la regulación emocional en la dependencia emocional. Behavioral Psychology/Psicología Conductual, 25(1). Recuperado de: https://www.researchgate.net/profile/Janire-Momene/publication/317023470_El_papel_predictor_del_abuso_psicologico_y_la_regulacion_emocional_en_la_dependencia_emocional/links/5ddcf2a6458515dc2f4e056f/El-papel-predictor-del-abuso-psicologico-y-la-regulacion-emocional-en-la-dependencia-emocional.pdf

Moral, M., & Sirvent, C. (2008). Dependencias sentimentales o afectivas: etiología, clasificación y evaluación. Revista Española de Drogodependencias, 33(2), pp. 150-167. Recuperado de: https://www.aesed.com/descargas/revistas/v33n2_2.pdf

Rodríguez, I. (2013). La dependencia emocional en las relaciones interpersonales. Revista electrónica de investigación Docencia Creativa, 2, 143-148. http://digibug.ugr.es/bitstream/10481/27754/1/ReiDoCrea-Vol.2-Art.19-Rodriguez.pdf

Santamaría, J. J., Merino, L., Montero, E., Cano, M., Fernández, T., Cubero, P., … & Bueso, V. G. (2015). Perfil psicopatológico de pacientes con Dependencia Emocional. Cuadernos de medicina psicosomática y psiquiatria de enlace, (116), 36-46. Recuperado de: https://www.researchgate.net/profile/Santamaria-Juan-Jose-2/publication/289916315_Perfil_psicopatologico_de_pacientes_con_Dependencia_Emocional/links/569377bb08ae0f920dce7a3d/Perfil-psicopatologico-de-pacientes-con-Dependencia-Emocional.pdf

Skvortsova, S., & Shumskiy, V. (2014). Análisis existencial-fenomenológico de la dependencia en las relaciones interpersonales cercanas. Existenzanalyse, 31 (1), 4-13. Recuperado de: https://www.existenzanalyse.net/wp-content/uploads/EA_2014_1.pdf#page=4

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