Las expectativas de un mundo “ideal” o perfecto, influyen en la forma de relacionarse con el entorno y abre la puerta a la idealización.

Por: Neighbors’ Consejo|

De una u otra manera todos los seres humanos forman ideales en las personas o cosas, en relación a lo que cada uno considera un modelo de perfección. Por ejemplo, el niño que idealiza a sus padres, resulta normal que diga cosas como: “papá es mi superhéroe”, cuando sea grande quiero ser como él o “mi mamá es la mejor”. Y, es que los hijos, de manera natural exaltan las cualidades de sus padres, pues ellos representan protección y amor.  

Ahora bien, ¿qué sucede cuando se idealiza? Primero, es relevante aclarar que, la idealización es un mecanismo de defensa que utiliza la psique humana para abordar la realidad, en relación al valor que se le da a un objeto. Sigmund Freud, el padre del psicoanálisis, en su obra “Introducción del narcisismo» (1914), habla de que «La idealización es un proceso que envuelve al objeto; sin variar de naturaleza, éste es engrandecido y realzado psíquicamente”. Es decir, que la idealización es un proceso que sucede al interior de la estructura psíquica, que siempre busca mantener un equilibrio. (Citado en Gerez, 2007)

De acuerdo con Basili et al., (2002) existen dos tipos de idealización primitiva, una estructurante, la cual, en el desarrollo evolutivo, resultar ser “una maniobra psicológica que proveer al aparato psíquico de objetos buenos y relaciones con objetos buenos, aportando coherencia y cohesividad al yo, y a todas las estructuras psíquicas, incluyendo al self”. En pocas palabras, la idealización estructurante permite la identificación de objetos buenos, así como la relación con dicho objeto, para ir tomando referentes o modelos, a partir de las representaciones e identificación con este. 

El segundo tipo de idealización es la defensiva, la cual hace al objeto malo y a la relación con el mismo, esta “maniobra psicológica se da para tolerar el sometimiento al objeto malo y a la relación con dicho objeto, en pocas palabras protege de las ansiedades de abandono”. De acuerdo con el autor, la única manera que se tolere y se relaciones con este tipo de objetos sin sentirse mal, es idealizándolo. Es decir, que este tipo de idealización se da como mecanismo para controlar y tolerar la angustia que produce una relación conflictiva y así aceptar el objeto de la relación, buscando cubrir lo malo o negativo del otro.

Lo cierto es que, la idealización está estrechamente relacionada al narcisismo pues, el narcisista mantiene una fantasía idealizada de sí mismo, donde introduce la admiración por el otro y termina por identificarse con este. Lo que quiere decir que la idealización intenta cubrir las propias necesidades con el objeto idealizado, convirtiéndolo en el complemento perfecto, ya que este es sobrevalorado. Bueno, es que idealizar está relacionado al Yo ideal y el ideal del Yo, ya que, siguiendo a Basili et al., (2002), el ser humano idealiza algo que fue (satisfacción de la infancia en relación a la identificación de otros objetos), algo que se es o algo que se quiere llegar a ser (en búsqueda de la perfección).

Como se explicó al inicio, idealizar suele ser muy sencillo y natural, desde la infancia la estructura psíquica utiliza este mecanismo, para abordar la realidad del entorno, que muchas veces resulta angustiante, dolorosa y frustrante. Así entonces, la mente transforma la realidad, haciéndola más tolerable, atribuyendo al objeto, de forma exagerada y perfeccionista aspectos positivos y devaluando los negativos para sustituir la realidad que hace daño. Esto a simple vista no se puede denominar patológico, pues lo que busca el mecanismo de defensa es neutralizar la angustia experimentada, requiere de gran intensidad y frecuencia para convertirse en una preocupación.

En la actualidad, el ser humano tiende a idealizar casi todas las áreas de la vida, personas; objetos; situaciones; ideologías políticas, sociales o religiosas; figuras influenciadoras; conceptos como el de belleza, inteligencia, felicidad; planes; empleos, entre otros. La problemática se da cuando el objeto idealizado es sobreestimado hasta percibirse como perfecto y a su vez el Yo se desvaloriza, restando valor al propio ser.

En las relaciones de pareja, al inicio es muy común que el objeto amado sea idealizado, es decir engrandecido y realzado psíquicamente, provocando una sensación de encontrar el ideal perfecto y anhelado, en la representación del otro. Pero, este es un ideal ficticio, transferido al otro, es decir, una proyección de los ideales de sí mismo, que culminan en un vínculo de apego hacia el objeto del amor y el aumento simultáneo de autoestima. Dado por placer obtenido del objeto de amor, el cual a su vez consigue un lugar único y exclusivo en la vida del sujeto, lo que lo vuelve indispensable para el sujeto, pues termina por ocupar el lugar del ideal del Yo. (Proaño, 2015)

Cabe aclarar, que lo habitual es que la idealización se de en la parte inicial del proceso de enamoramiento en la relación de pareja y que esta evolucione conforme se reconoce al otro como un ser distinto y se acepta tal cual es, con cualidades y defectos. Pero, si por el contrario el individuo insiste en mantener la representación ficticia del objeto idealizado y lo ensalza de forma paradójica, fácilmente pasará a la dependencia emocional.

En este sentido, al salir de la idealización, se produce un quiebre o desencanto de la percepción del objeto idealizado, esto representa un conflicto interno y una sensación de malestar emocional, pero también llega la visión real, de la persona.  Es decir, que cuando se logra ver en realidad a la persona con sus defectos y cualidades, puede surgir una frustración por las expectativas irreales que se crearon, pero este momento se convierte en el punto de madurez de la relación o por el contrario disolución de esta. (Proaño, 2015)

Para evitar llegar a la desilusión es recomendable mantener relacionarse de forma sana, donde brille la libertad, la comunicación, la honestidad, el respeto, etc. A continuación, encontrará una recopilación de algunos consejos que le ayudarán a dejar de idealizar a los demás y sostener relaciones más saludables, (Sanz, 2021; Psicología-Online, 2018):

  1. Trabajar en el autoconocimiento. Indagar sobre si mismos, para identificar el origen de la tendencia a idealizar a otros e intentar reconocer las causas por las cuales este comportamiento se ha mantenido en el tiempo.
  2. Analiza objetivamente qué es aquello que más valora en los demás y, hasta qué punto, la presencia de esas características le hace evitar los aspectos negativos. Por ejemplo, le da mayor prioridad a la belleza que a las cualidades y virtudes. Se puede confrontar para que piense y analice a partir de los vínculos cercanos, hasta qué punto ha idealizado a otras personas.
  3. Dejar ser al otro y ser nosotros mismos. Aceptar al otro distinto es clave para dialogar, conocer y descubrir que el otro tiene muchas cosas que gustan y atraen, pero también defectos.
  4. Fortalecer la autoestima. Trabajar en la forma en la que valora sus propias cualidades y virtudes. Una autoestima sana hará que se vea a los demás con objetividad y justicia.

En conclusión, la idealización es un mecanismo de defensa que resulta de la ornamentación psíquica de un objeto, que puede ser persona, situación, cosa, etc., y, al cual, el sujeto tiende a sobrevalorar los atributos positivos y disimular e incluso aceptar los negativos. Generalmente, idealizar se puede dar casi en todos los aspectos de la vida, ya que los seres humanos van buscando la perfección de las cosas, mientras que la estructura psíquica busca evitar el sufrimiento que puede provocar la realidad que nos resulta defectuosa. En la idealización lo que se produce es la construcción de un objeto anhelado a partir de los ideales del Yo, si bien, idealizar puede ser natural en determinadas situaciones, la problemática se da cuando las personas presentan mayor tendencia a idealizar al otro. Es por eso que se hace necesario comprender que no existe la perfección, que todos somos diferentes y que resulta más útil aceptar la realidad, que vivir una fantasía que decepciona con el tiempo. 

Referencias:

Basili, R., Hamra, E., Montero, G., & Sharpin de Basili, I. (2002). Conceptualización y tipificación psicoanalíticas de los trastornos narcisistas (en sentido estricto). Dos tipos de idealización (primitiva). Revisión Psicoanalítica, 59(3), 581-613.

http://apa.opac.ar/greenstone/collect/revapa/index/assoc/20025903/p0581.dir/REVAPA20025903p0581Basili.pdf

Gerez, M. (2007). Sublimación, idealización y subjetividad. TRAMAS. Subjetividad Y Procesos Sociales, (17), 157-169. Recuperado de: https://tramas.xoc.uam.mx/index.php/tramas/article/view/317/314

Murray, S. L., Griffin, D. W., Derrick, J. L., Harris, B., Aloni, M., & Leder, S. (2011). Tempting Fate or Inviting Happiness? Psychological Science, 22(5), 619–626. Recuperado de:  https://www.ncbi.nlm.nih.gov/pmc/articles/PMC4094166/

Proaño, M.(2015). Los cuentos de hadas en la idealización en las relaciones de pareja desde la teoría psicoanalítica. Tesis de licenciatura, Pontificia Universidad Católica Del Ecuador, Quito. Recuperado de: http://repositorio.puce.edu.ec/bitstream/handle/22000/7659/DISERTACION%20M%c3%93NICA%20DANIELA%20PROA%c3%91O%20PAREDES.pdf?sequence=1&isAllowed=y

Psicología-Online. (Diciembre 3, 2018). Cómo dejar de idealizar a alguien. Recuperado de: https://www.psicologia-online.com/como-dejar-de-idealizar-a-alguien-2477.html

Sanz, E. (Diciembre 21, 2021). Qué es la idealización. Recuperado de: https://lamenteesmaravillosa.com/que-es-la-idealizacion/

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