La negación, un mecanismo para evadir realidades percibidas como negativas ¿es útil a largo plazo?

Por: Neighbors’ Consejo|

El ser humano en su diario vivir, enfrenta diferentes circunstancias que puede percibir como desagradables o dolorosas, las cuales llegan a generarle preocupación, angustia, temor, etc. Muchas de estas situaciones son afrontadas desde el inconsciente, de tal forma que la propia mente busca protegerse del efecto de dicha situación, es decir, se defiende para preservar su bienestar.

Inicialmente, quien usó el término defensa fue Sigmund Freud en 1894, refiriéndose con esto a las “formaciones defensivas frente a ideas, afectos dolorosos y no tolerados por el Yo”. Y, que posteriormente en 1926, luego de estudios detallados los llamó mecanismos de defensa y que describe como “las reacciones psíquicas generadas por el Yo a un hecho o representación que podría ser para el sujeto considerado amenazante.” ( Bleger, 1968 Citado en Fierro, 2016, p. 16)

Para comprender mejor, es necesario entonces revisar lo expuesto por Freud frente a la estructura psíquica del individuo, la cual organizó en instancias que llamó: Ello, Yo y Superyó.

  1. El ello: Constituye el lugar de los instintos y las pulsaciones, opera bajo el principio del placer y su contenido es inconsciente.
  2. El Yo: Actúa como mediador entre la búsqueda de placer del ello y las exigencias del superyó. Para afrontar de forma consciente el medio ambiente, usa una serie de mecanismos de defensa, que surgen como estrategias para dar solución a los problemas y liberar la tensión provocada por situaciones no placenteras o angustiantes.
  3. El superyó: Es la instancia que sirve de juez, busca la perfección, el idealismo y la moralidad de la consciencia a partir de la auto-observación. Esta instancia se forma por la interiorización de las normas, prohibiciones y exigencias transmitidas por los padres y la sociedad. (Decanini, 1993)

Lo anterior, permite identificar la importancia del Yo, dentro de la conducta del individuo ya que se entiende que cuando éste se encuentra frente a una situación amenazante o dolorosa, el organismo (mente y cuerpo) experimenta una sensación de malestar, cuya reacción inmediata es la búsqueda de su alivio. Lo que es similar, a lo planteado por el Instituto de Investigaciones Jurídicas de la UNAM (2013), al citar a Sigmund Freud, quien establece que las reacciones instintivas y la propia conducta tiene el objetivo de descargar la tensión provocada por el entorno mediante el restablecimiento del equilibrio, para lo cual el Yo, hace uso de estrategias psicológicas que el mismo autor llama mecanismos de defensa.

Otros autores como Maser y Cloninger (1990), proponen que las defensas son “procesos psicológicos protectores que ayudan a la persona a hacerle frente a las amenazas del entorno, así como a las tensiones internas que producen malestar”. En el mismo sentido, Cramer (1998), plantea que estos mecanismos proporcionan bienestar psicológico, permiten la adaptación al entorno y favorecen el desarrollo psicológico sano del individuo, por lo que se reduce, modifica, cambia, etc., la propia conciencia frente a pensamientos y sensaciones estresantes. (Citados por Galor & Hentschel, 2013)

En efecto, se han identificado algunas funciones principales de estos como lo son: (Vaillant, 1977 Citados por Galor & Hentschel, 2013)

  • Restaurar el balance emocional.
  • Mantener el afecto dentro de límites aceptables.
  • Permiten al individuo tener el tiempo necesario para adaptarse a nuevas condiciones y cambios en la imagen de sí mismos.
  • Ayudar a lidiar con los conflictos no resueltos con otras personas y con la consciencia.

Otras funciones descritas por Miguel Álava y José Luis Álava (2019) incluyen el desarrollo de la personalidad, facilitar la socialización y el contacto con la realidad, ayudan a librarse del peligro y a eliminar cualquier malestar. Entonces, se podría decir que los mecanismos de defensa son multifuncionales y variables, pues se utilizan de acuerdo a la necesidad del individuo y de la situación específica que lo requiera.

De acuerdo con Humberto Lorenzo Persano (2018), estos mecanismos poseen una cualidad dinámica que corresponde también a las etapas del desarrollo de la vida, así, por ejemplo, durante la infancia se utilizan aquellos más primitivos, pero estos evolucionan a medida que el niño crece y se desarrolla. Este autor citando a Perry, J., (1991) plantea que las defensas funcionan y se organizan de acuerdo al propio nivel de estructura psíquica alcanzada por el individuo, que a su vez depende de las características del entorno ambiental y la crianza.

Es decir, que una persona puede por ejemplo negar, reprimir, cambiar, etc., la realidad para liberarse de la angustia o tensión experimentada en un momento determinado haciendo uso de un mecanismo de defensa determinado por las características personales aprendidas por el entorno, tanto como de las particularidades de la situación.   

En relación con la clasificación de los mecanismos de defensa, uno de los autores más destacados fue Anna Freud, hija de Sigmund Freud, quien publicó un libro llamado “El Yo y los Mecanismos de Defensa” (1936), donde expone algunos mecanismos nuevos y recopila algunos de los presentados por su padre, además describe que estos buscan la protección del Yo, desde la infancia hasta la vejez por la necesidad de protegerse de los peligros internos, demandas de las pulsiones, ansiedad, etc., (Acevedo et al., 2020).

Como se mencionó anteriormente, dentro del grupo de los mecanismos de defensa utilizados por el ser humano se encuentra la negación, que es la finalidad de este artículo y que, en palabras de Anna Freud, corresponde a “la forma de negar la realidad no placentera, pues el autor considera que las defensas del Yo son un auxilio contra las amenazas y frustraciones percibidas por el mundo exterior” (Freud, A., 1961). En el mismo sentido, la Clínica de Ansiedad en su portal web, señala que este mecanismo consiste en la invalidación de cierta información desagradable o no deseada, así como en vivir la propia vida como si dicha información no existiera.

Desde otra perspectiva como la cognitiva, la negación es considerada una estrategia de afrontamiento por su función adaptativa más que de simple defensa como sugiere el psicoanálisis. Pau Pérez Sales (1995) citando a Lazarus, explica que la negación es adaptativa cuando:

  1. No se puede hacer nada constructivo para vencer el daño o amenaza. Por ejemplo, no se puede revivir a un ser querido después de sufrir su pérdida.
  2. Existe negación de implicación y no de hecho. Por ejemplo, en el caso de una enfermedad puede negarse la gravedad del diagnóstico, sin interferir en los procedimientos médicos indicados.
  3. Permite reducir el nivel de activación y ser eficiente en las soluciones.  

En ese orden de ideas, otros autores plantean que las estrategias de afrontamiento se entienden como todo recurso psicológico que se pone en práctica para hacerle frente a determinada situación que provoca estrés, independientemente de que se logre o no. Y, con las que se busca tolerar, minimizar, aceptar o ignorar todo aquello que desborda las capacidades del individuo, mediante acciones, emociones, afectos y pensamientos. (Amarís et al., 2013) Afrontar brinda beneficios a la persona, toda vez que contribuye a su fortalecimiento; permite evitar o disminuir conflictos interpersonales, es decir que también tienen una función social.

Las estrategias de afrontamiento se pueden clasificar a partir de tres características según hacia donde estén dirigidas, (Anarte, Ramírez, López & Esteve, 2001; Galán & Perona, 2001; Lazarus, 2000; Lazarus & Folkman, 1986 Citados por Amarís et al., 2013a) así:

  1. La valoración: Búsqueda del significado del suceso.
  2. El problema: Busca confrontar la realidad, manejando las consecuencias;
  3. La emoción: Regulación de los aspectos emocionales e intento de mantener el equilibrio afectivo.

A partir de lo anterior, queda claro que los recursos utilizados por el ser humano para afrontar una realidad pueden variar según las necesidades del contexto y el objetivo que se busque, pero que se consideran una forma adaptativa de solucionar una situación que influye en la calidad de vida y el bienestar psicológico.

Es importante distinguir que los mecanismos de defensa, combaten con el “qué” del evento estresante, mientras que las estrategias de afrontamiento se encargan de “cómo” el evento debería ser manejado. (Galor & Hentschel, 2013). Ahora bien, la negación desde cualquiera de las dos perspectivas debe ser considerada como un medio para lidiar con una situación determinada, la diferencia radica en la forma que se realiza, pues los mecanismos surgen de forma inconsciente, mientras que las estrategias llegan a ser procesos aprendidos.

Algunas formas de negación se pueden encontrar en casos como: Aquellas personas que negaron la existencia del virus COVID 19, por lo que no accedieron a las vacunas y muchos de ellos terminaron perdiendo la vida; el joven que consume drogas y asegura que controla la situación, para proteger su autoestima y así evitar el dolor que le produce el rechazo y las malas relaciones sociales; también podría hablarse de la persona que niega un diagnóstico de cáncer y no inicia el manejo de la enfermedad la cual con el tiempo empeora. En la etapa infantil es muy común encontrar niños que niegan algún comportamiento como haber roto algo, para evitar el castigo. En pocas palabras, las personas a través de la negación evitan enfrentar la realidad, así como las sensaciones desagradables o dolorosas, minimizan las consecuencias de la situación lo que les imposibilita realizar cambios necesarios para mantener el bienestar físico y psicológico.

Lo anterior, se puede explicar mejor desde la negación como fase del proceso de duelo, donde se entiende como la incapacidad para asimilar la pérdida, pues la persona no dispone de los recursos necesarios para percibir la situación completamente ni tampoco sus implicaciones, entonces niega la realidad tan dolorosa y así pospone el acontecimiento que le resulta difícil de asimilar, hasta que logre resignificar el dolor. (Bamba et al., 2017)

En efecto el Psicoterapeuta Carl Alasko, en su artículo “¿Cómo funciona realmente la negación?, propone que esta forma de responder ante una circunstancia “no funciona a largo plazo, la realidad siempre sale victoriosa. También agrega que donde hay negación, la culpa será el siguiente recurso para aliviar el dolor.

Lo más importante, es entender que, si bien es una forma de aliviar un malestar emocional o afrontar un suceso negativo, la persona debe ser capaz de comprender y aceptar lo que está sucediendo para así continuar con el proceso hacia la conservación del bienestar psicológico.

Aquí, es clave la ayuda profesional para adquirir las herramientas necesarias y superar los propios mecanismos de defensa antes de que lleguen a convertirse en patológicos y así afrontar la realidad de formas más eficientes. Con la psicoterapia lo que se logra es que el individuo tome conciencia de la realidad, exprese sus miedos y temores, identifique las creencias erróneas y modifique sus pensamientos sobre ellas, con el objetivo de sobreponerse a la negación y con ello aceptar la realidad.

En conclusión, la negación puede ser considerada como un mecanismo de defensa o como una estrategia de afrontamiento que constituyen una protección hacia situaciones que generen miedo, estrés, angustia, etc., y de las cuales el sistema psíquico y emocional no puede hacerse cargo. Entonces mente y cuerpo buscan regular la tensión y mantener un equilibrio homeostático y así permitir que el individuo se adapte al entorno y acepte la realidad.

Referencias:

Acevedo, J., Canchila, S. & Paez, Y. (2020). Revisión sistemática sobre los mecanismos de defensa en la adolescencia. España, Universidad Cooperativa de Colombia. Disponible en: «https://repository. ucc. edu. co/bitstream/20.500, 12494(17433), 5. Recuperado de: http://repository.ucc.edu.co/bitstream/20.500.12494/17433/5/2020_mecanismos_defensa_adolescentes.pdf

Alasko, Carl. (Abril 23, 2012) ¿Cómo funciona realmente la negación? Psychology Today. Recuperado de: https://www.psychologytoday.com/us/blog/beyond-blame/201204/how-does-denial-actually-work

Alcívar, M, & Alcívar, J. (2019). Los Mecanismos de defensa: una comparación teleológica entre Sigmund y Anna Freud. Revista Perspectivas, (14), 1-12. Recuperado de: https://revistas.uniminuto.edu/index.php/Pers/article/view/2068/1852

Amarís, M., Madariaga, C., Valle, M., & Zambrano, J. (2013). Estrategias de afrontamiento individual y familiar frente a situaciones de estrés psicológico. Psicología desde el Caribe, 30(1), 123-145.

Bamba, B., Gómez, R., & Beltrán, M. (2017). El duelo y la pérdida en la familia. Revisión desde una perspectiva relacional. Revista Redes, (36), 11-24. Recuperado de: https://redesdigital.com/index.php/redes/article/view/114/86

Clínica de la Ansiedad. (s. f.) La negación. Recuperado de: https://clinicadeansiedad.com/ir-de-mal-en-peor/otros-errores/la-negacion/

Decanini Visca, A. (1993). Los mecanismos de defensa, la creatividad y las relaciones de objeto en el desarrollo psicológico del niño, vistos a través de la teoría psicoanalítica. (Tesis de Licenciatura, San Pedro Garza García: UDEM). Recuperado de: https://repositorio.udem.edu.mx/handle/61000/2797

Fierro Alvarado, I. A. (2016). Mecanismos de defensa del cuidador primario según el estadio de la enfermedad del paciente en una unidad oncológica (Bachelor’s thesis, Pontificia Universidad Católica del Ecuador). Recuperado de: https://repositorio.pucesa.edu.ec/bitstream/123456789/1759/1/76264.pdf

Freud, A. (1961). El yo y los mecanismos de defensa (Vol. 3). Barcelona: Paidós.

Galor, S., & Hentschel, U. (2013). El uso de los mecanismos de defensa como herramientas de afrontamiento por veteranos israelíes deprimidos y con TEPT. Subjetividad y procesos cognitivos, 17(1), 159-174. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/3396/339630261005.pdf

Instituto de Investigaciones Jurídicas. (2013). Mecanismos de defensa. Publicación electrónica. (11), 1-5. Recuperado de: https://archivos.juridicas.unam.mx/www/bjv/libros/8/3603/3.pdf

Perez Sales, P. (1995). Negación. Folia neuropsiquiátrica: Revista de psicología, psiquiatría y ciencias afines, 30(3), 195-211. Recuperado de: http://www.pauperez.cat/wp-content/uploads/2017/11/negacion.pdf

Persano, H., (2018). 27-Mecanismos de Defensa. Mental LIBRO.indb. Recuperado de: https://www.researchgate.net/profile/Humberto-Persano/publication/338702253_Mecanismos_de_Defensa/links/5e584fb492851cefa1c9f436/Mecanismos-de-Defensa.pdf

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