El hombre siente temor sobre lo que aprendió a tener miedo

Por: Neighbors’ Consejo|

Los seres humanos en nuestra cotidianidad, hemos utilizando la palabra temor y miedo como sinónimos. Es importante señalar que, si bien ambas refieren respuesta hacia amenazas o peligros, también difieren en ciertas características, por ejemplo, el miedo es transitorio e inconsciente, mientras que el temor, requiere de tiempo y llega a ser consciente.

Algo similar sucede con los términos emoción y sentimiento, pues de forma indiscriminada se usan en el mismo sentido, como una respuesta a un estímulo. Este tema siempre ha sido de gran interés para la psicología, lo que ha permitido la construcción de diferentes teorías.

Para el desarrollo de este artículo, solo se mencionan algunas ideas principales, puesto que comprender las diferencias entre ambos términos permite entender, que no significa lo mismo tener miedo que temer. De acuerdo con Ana González (2015), citando las ideas de Kant, “la emoción es una respuesta netamente orgánica, mientras que el sentimiento requiere de un conocimiento previo sobre el objeto que produce dicha respuesta.”

En un sentido más amplio, el autor estadounidense Ekman (2008) identificó las características de las emociones básicas y de los sentimientos, lo que al mismo tiempo permite identificar algunas diferencias (Citado en Buitrago, D., 2021): 

Emociones:

  1. Inicio rápido (rapid onset).
  2. Corta duración (short duration).
  3. Ocurrencia espontánea (unbidden occurrence).
  4. Evaluación automática (automatic appraisal).
  5. Coherencia entre las respuestas (coherence among responses).

Mientras que, los sentimientos se caracterizan por:

  1. Reacción tardía: No surge de forma inmediata, pues pasa por un proceso de reflexión cognitiva.
  2. Atemporalidad y posibilidad de evocación fiel: El surgimiento de un sentimiento no está sujeto a un tiempo específico, se puede evocar en cada instante de manera fiel.
  3. Adaptabilidad a lo social: Su funcionalidad conlleva a la adaptación a las normas sociales y a la propia comunidad, por lo que su naturaleza no es instintiva, sino cultural.
  4. Poseer contenido conceptual: Los sentimientos necesariamente involucran creencias o juicios.
  5. Penetrabilidad cognitiva: Son influenciados por la cultura, las creencias, los juicios, etc.
  6. Evidencia corporal sutil: A diferencia de las emociones, estos no se manifiestan a través de fuertes señales corporales, además que la reacción no es universal, varía de persona a persona. 

A partir, de estas características se puede decir que la emoción es una respuesta orgánica que lleva a la persona de forma transitoria e intensa, a responder frente a un estímulo, esta reacción es física, altera todo el cuerpo y su desenlace depende de los mecanismos de defensa de la persona (represión, negación, etc.). Por ejemplo, cuando una persona experimenta miedo frente a una situación su cuerpo reacciona aumentando su presión cardiaca, sudoración excesiva, dilatación de pupilas, sus músculos se ponen tensos, entre algunas respuestas, todas estas surgen con la finalidad de preparar a la persona para evitar o huir de la situación.

Ahora bien, una emoción como el miedo, está conformada por la respuesta que surge para adaptarse y sobrevivir al suceso que lo provoca. Esta reacción sumada al componente cognitivo de cada persona, es lo que llega a convertirse en el sentimiento de temor. Es decir, que el temor es el resultado de la respuesta fisiológica más el procesamiento de la información que se hace sobre la situación y donde influyen las creencias y los juicios.

Estos dos términos, temor y miedo, están estrechamente relacionados, podría decirse que no existe un sentimiento sino existe una experiencia emocional previa y sobre la cual se reflexiona y se toma conciencia, esto de alguna manera es lo que hace al temor perdurable en el tiempo, aunque el objeto al que se teme no sea visible.  

Con respecto a esto, Thomas Hobbes, explica que el miedo “inspira la huida, el escape o el ataque”, como la reacción específica a una situación percibida como amenazante, pero que existe y se manifiesta por un objeto determinado. Por ejemplo, si alguien camina por una calle sola y oscura, y alguien se dirige hacia él muy rápido, esta persona puede experimentar miedo a ser robado e iniciar toda una cadena de reacciones que le lleven a huir del lugar para protegerse. En cambio, sostiene Hobbes, que el temor puede experimentarse hacia algo incierto e indeterminado, hacia un futuro que puede ser solo una posibilidad, como, por ejemplo, una persona que teme morir por una guerra nuclear. (Citado en Patrone, 2019)

Cabe resaltar, que en el temor existe el elemento que provoca la reacción, pero no siempre se manifiesta de manera formal, más bien es el resultado de la construcción de pensamientos sobre la reacción que nos produce el miedo. Por ejemplo, del temor a morir en una guerra nuclear, el elemento que es la guerra y no existe, es apenas una expectativa, pero que el ser humano ha construido a través del tiempo por las historias de guerras vividas y de las que sí se tiene evidencia. En pocas palabras, tememos a lo que aprendimos a tener miedo sea por una experiencia propia o transmitido por la experiencia de otros.

Para ser más específicos, el miedo es la mera reacción momentánea y del presente que nos hace responder, mientras que el temor es un constante miedo a.., de ambas surge una respuesta especialmente física para el caso del miedo, y con un gran componente psicológico para el caso del temor, ya que, en este último la psique crea pensamientos y reacciones cargados de angustia, inseguridad, desconfianza, incertidumbre, que según Cesar Patrone (2019), remiten a la cautela, la vigilia y la espera.

Sirva como ejemplo, el caso de una persona que va a ser sometida a una intervención quirúrgica e ingresando al quirófano se llena de miedo, inicia una respuesta súbita fisiológica por la cual el cuerpo se prepara para resolver la situación, en forma de lucha o fuga al peligro inmediato, no quiere dejarse operar. Sin embargo, la situación es controlada por el personal de asistencia médica y el miedo desaparece.

Pero, partiendo del mismo caso, la persona que requiere una intervención quirúrgica y decide no hacerlo por temor a morir en el procedimiento, acá solo se tiene la expectativa de que va a morir, sin ser esto real. Pero, este pensamiento termina provocando una angustia y estrés, que le afecta psicológicamente y finalmente la persona pone en riesgo su salud por la decisión de no operarse.

A pesar de que el temor puede resultar en ocasiones beneficioso para el individuo, puesto que cuando este siente temor de algo, está más prevenido para actuar y está alerta a las circunstancias que ponen en riesgo su vida. También puede darse el caso donde es permanente y provoca gran malestar que limita la funcionalidad de la persona, como la ocurrencia de las fobias o de los trastornos de ansiedad.

De acuerdo con el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (2014), el miedo aparece como criterio diagnóstico, es decir, sintomatología de diferentes Trastornos, como se mencionó arriba de: las Fobias Específicas, la Fobia Social, el Trastorno de Ansiedad, el Trastorno de Pánico, entre otros. En tanto el temor se puede identificar como la causa de algunos de estos trastornos.

Dicho con un ejemplo, como se puede leer en Krahn, et al. (2011), al describir la fobia al tratamiento odontológico.

  1. Existe miedo excesivo y desproporcionado a la presencia o anticipación de un objeto o una situación específica (exposición al equipo dental o al tratamiento odontológico).
  2. La persona se expone al estímulo fóbico (el equipo dental o el tratamiento).
  3. Se desencadena la respuesta orgánica, que casi siempre produce una respuesta de ansiedad que podría terminar en un ataque de pánico.
  4. El paciente es consciente de su miedo excesivo o desproporcionado.
  5. La situación fóbica se evita o se experimenta con gran malestar de ansiedad o incomodidad.
  6. Los pensamientos y las creencias que se construyen alrededor del estímulo fóbico, es lo que refuerza el miedo y desencadena el temor.
  7. La fobia interfiere con la funcionalidad de la persona, con sus relaciones laborales o sociales, y provoca un malestar clínicamente significativo.

Entonces es cuando se hace necesario visitar un profesional para que ayude a tratar la problemática y de inicio a una terapia según sean las necesidades del paciente, como es reiterativo nuestro mensaje el diagnóstico temprano previene la cronificación del cuadro.

Para terminar, los términos miedo y temor aunque solemos usarlos como sinónimos, difieren en ciertas características, dentro de las cuales se encuentra quizá el más significativo el componente cognitivo, es decir el procesamiento de la información que hacemos de determinada situación y a partir de la cual hacemos una valoración subjetiva y etiquetamos la experiencia emocional, esto influye en la forma en la que se afronta una situación y puede afectar de manera negativa el bienestar psicológico del ser humano.

Referencias:

Asociación Americana de Psiquiatría. (2014). Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales (DSM-5®), 5a Ed. Arlington, VA.

Buitrago, Daniel (2021). La emoción y el sentimiento: más allá de una diferencia de contenido. Digithum, n. 26, pp. 1-12. Universitat Oberta de Catalunya y Universidad de Antioquia. Recuperado de: https://raco.cat/index.php/Digithum/article/view/n26-buitrago/479700

Krahn, N., García, A., Gómez, L., & Astié, F. (2011). Fobia al tratamiento odontológico y su relación con ansiedad y depresión. Fundamentos en Humanidades, 12(23), 213-222. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/184/18424417012.pdf

González, Ana. (2015). Emoción, sentimiento y pasión en Kant. Trans/Form/Ação, 38, 75-98. Recuperado de: https://www.scielo.br/j/trans/a/4jKn5sDxwbfSfg6xbKXGyPn/abstract/?lang=es

Patrone, C. (2019). Déos y phóbos: temor, miedo y política en Thomas Hobbes. Asociación De Estudios Hobbesianos, (39), 53-88. Recuperado De: http://www.hobbesiana.com.ar/index.php/hobbesianos/article/view/20

Varila, Diego. (2013). Kessler, Gabriel. El sentimiento de inseguridad: sociología del temor al delito. Buenos Aires: Siglo XXI Editores; 2009, 288 p. Estudios Socio-Jurídicos, 15(1), 167-176. Recuperado de: http://www.scielo.org.co/pdf/esju/v15n1/v15n1a07.pdf

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