No es desobediencia o falta de disciplina, la hiperactividad es una condición neurológica que afecta a uno de cada 11 niños y/o adolescentes estadounidenses.

Por: Neighbors’ Consejo|

La hiperactividad es un término que de manera común se ha utilizado para señalar problemas de conducta especialmente en los niños. Sin embargo, este realmente indica un estado o condición de ser demasiado activo, así lo señala el diccionario Merriam-Webster; lo que no tiene nada que ver con un desobediente o indisciplinado.

Si bien estar más activo de lo normal, tener dificultades para prestar atención o autorregularse, le puede suceder a cualquier persona de vez en cuando, lo que se se debe tener en cuenta es que la hiperactividad, sí representa una dificultad cuando dicha actividad resulta excesiva, inapropiada, persistente, difícil de controlar e interfiere en aspectos de la vida diaria de la persona.

Ahora bien, según, el Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales en su 5a Edición (DSM-V, 2014), la hiperactividad se puede manifestar en un niño en la actividad motora excesiva cuando resulta inapropiada, algunos ejemplos serían: correr y gritar al jugar, moverse y hablar rápidamente y en exceso, jugar brusco, tropezar, etc., mientras que, en los adultos, se puede observar como una inquietud extrema a un nivel de actividad que cansa a las otras personas.

En efecto, la hiperactividad se identifica como el segundo síntoma del trastorno de déficit de atención con hiperactividad (TDAH, por sus siglas en inglés) clasificado dentro de los trastornos del neurodesarrollo, es decir, aquellas condiciones neurológicas de inicio temprano, durante el período del desarrollo del niño, y que interfiere en el funcionamiento personal, social, académico u ocupacional del menor. (DSM-V, 2014) Esto no significa que no se de en adultos, pues algunos de los casos pueden ser detectados en edades avanzadas y otros ni siquiera llegan a ser diagnosticados.

En revisión, según los datos de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés, 2022), en el informe de “Vigilancia de la salud mental entre los niños: Estados Unidos, 2013–2019”, el TDAH, es uno de los trastornos de mayor incidencia entre los menores y adolescentes estadounidenses de 3 a 17 años, ya que afecta aproximadamente a uno de cada 11 niños (9,4 % – 9,8 %), siendo más común en los niños que en las niñas. El sitio web “Niños y adultos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (CHADD)”, establece que el 75 % de los niños con TDAH al llegar a la edad adulta, continúan experimentando síntomas significativos, los cuales, en la adultez temprana, pueden asociarse con otros trastornos que se describirán más adelante.

Ahora bien, el TDAH se caracteriza por ser un patrón persistente de tres factores: a. Falta de atención; 2. Hiperactividad; y, 3. Impulsividad; signos que resultan ser más fuertes y visibles que los percibidos en un grupo con rango de la misma edad; en otras palabras, ciertos niños al ser comparados con sus pares resultan más activos que los demás. Esta sintomatología puede presentarse de forma leve, moderada o grave y es diferente para cada caso, debido a que, se puede presentar de tres formas diferentes según el tipo de síntomas que predomine, explica CDC (2022), así:

  • Presentación predominantemente de inatención: La mayoría de los síntomas corresponden a la dificultad para prestar atención.
  • Presentación predominantemente hiperactiva-impulsiva: La mayoría de los síntomas corresponden a la dificultad para quedarse quieto y la tendencia a reaccionar apresuradamente y sin autocontrol.
  • Presentación combinada: Es una mezcla de ambas sintomatologías.

Cabe aclarar que conforme las personas envejecen, los síntomas pueden disminuir, cambiar y tomar diferentes formas de presentación.

Con relación a los síntomas, el Instituto Nacional de Salud Mental (2021), señala que algunos signos que pueden manifestar las personas con este trastorno, son: 

Falta de atención pueden incluir
No presta mucha atención a detalles o comete errores aparentemente por descuido en las tareas escolares o durante otras actividades.
Le es difícil mantener la atención en los juegos y las tareas, lo que incluye las conversaciones, los exámenes o las asignaciones largas.
Tiene problemas para escuchar atentamente cuando se le habla directamente.
Le resulta difícil seguir las instrucciones o terminar las tareas escolares o los quehaceres del hogar, o comienza las tareas, pero deja de concentrarse y se despista fácilmente.
Tiene dificultad para organizar trabajos y actividades, como hacer tareas en secuencia, mantener sus materiales y pertenencias en orden, administrar el tiempo y cumplir con los plazos.
Evita las tareas que requieran un esfuerzo mental sostenido, como las tareas escolares.
Pierde las cosas necesarias para hacer las tareas o realizar las actividades, como los útiles escolares, los libros, los anteojos y los teléfonos celulares.
Se distrae fácilmente con pensamientos o estímulos no relacionados.
Es olvidadizo durante las actividades diarias, como hacer quehaceres del hogar o mandados y acudir a citas.
Hiperactividad e impulsividad pueden incluir
Se mueve y se retuerce mientras está sentado.
Se levanta y se mueve constantemente cuando debería permanecer sentado, como en un salón de clases.
Corre, da vueltas o se trepa a cosas en momentos inapropiados o, en la adolescencia, a menudo se siente inquieto.
No puede jugar o participar en pasatiempos en silencio o calladamente.
Está constantemente en movimiento o actúa como impulsado por un motor.
Habla excesivamente.
Responde preguntas antes de que se terminen de hacer o acabar las oraciones de otras personas.
Tiene dificultad para esperar su turno, como cuando hace fila.
Interrumpe a otros o se entromete, por ejemplo, en conversaciones, juegos o actividades.

Como se puede percibir, este trastorno implica dificultad con el procesamiento de la información, así como con adquirir, conservar o aplicar habilidades, puesto que afecta áreas como: la atención, la memoria, la percepción, el lenguaje, la resolución de problemas o la interacción social (Manual Merck de información médica [MSD], 2022). En los niños y adolescentes se relaciona con un bajo rendimiento escolar, escasos logros académicos y el rechazo social; en los adultos, con un menor rendimiento y logros laborales, mayor abandono o deserción de las actividades, así como mayor probabilidad de desempleo y gran número de conflictos interpersonales (DSM-V, 2014).

En efecto, investigaciones científicas han encontrado una asociación entre el TDAH y la alteración estructural, química y del funcionamiento cerebral (Cortese, 2012), que se refleja en la afectación a las funciones ejecutivas del cerebro, es decir, en la incapacidad para inhibir o retrasar respuestas midiendo las consecuencias de los actos, así como en la organización y el control de la atención, la conducta y las emociones, en respuesta a las demandas del entorno (Willcutt et al., 2005).

También, se ha relacionado con factores ambientales pre, peri y postnatales, como lo son: bajo peso al nacer, nacimiento prematuro, exposición a cigarrillo y alcohol en el embarazo y adversidad psicosocial (Cortese, 2012). Además, se ha evidenciado que la genética juega un papel importante en el desarrollo del TDAH (Faraone et al., 2005).  En definitiva, resulta muy probable que la causa de este trastorno como muchos otros, sea multifactorial.

Como ya se mencionó anteriormente, el TDAH dificulta la vida del que la padece casi en todos sus aspectos, generalmente son más vulnerables a accidentes o lesiones, viven en una constante lucha por encajar en el entorno y evitar los juicios y el fracaso, por lo que tienden a desarrollar una baja autoestima. Y, aunque el TDAH por sí solo no causa otros problemas psicológicos, quien lo padece si es más propenso a desarrollar algunos trastornos como (Clínica Mayo, 2021):

  1. Los trastornos disruptivos, del control de los impulsos y de la conducta: Especialmente marcados por comportamientos negativos, desafiantes, hostiles, antisociales, también con conductas como robar, pelear, destruir propiedad y hacer daño a personas o animales.
  2. Trastorno que afectan el estado de ánimo: Incluidos desregulación disruptiva del estado de ánimo, depresión y trastorno bipolar, caracterizado por irritabilidad y problemas para tolerar la frustración.
  3. Trastornos específicos del aprendizaje: Incluidos problemas con la lectura, escritura, comprensión y comunicación.
  4. Trastornos por abuso de sustancias: Incluido drogas, alcohol y tabaquismo.
  5. Trastornos de ansiedad: Que pueden causar preocupación y nerviosismo abrumadores.
  6. Otros trastornos del neurodesarrollo: Como el del espectro autista.
  7. Tic nervioso o síndrome de Tourette, trastornos que involucran movimientos repetitivos o sonidos no deseados (tics) que no se pueden controlar fácilmente.

Indiscutiblemente, la prevención de que el cuadro se complique, está dado por el diagnóstico temprano del trastorno, esto sin lugar a duda incluye aportes multidisciplinarios, desde la pedagogía, la psicología, el trabajo social, entre otros. También, cuenta el proceso familiar que acompaña al menor, pues generalmente quienes primero perciben los síntomas son la familia o el sistema escolar, quienes deben transferir el caso al profesional encargado y así dar inicio al tratamiento adecuado.

Por lo que se refiere al tratamiento, es recomendable uno de manejo integral, que puede incluir medicamentos, psicoeducación, psicoterapia o una combinación de todos estos, con la finalidad de asegurar una mejor calidad de vida y una completa adaptación del individuo al entorno. La psicoeducación en padres, docentes y en general de los cuidadores, influye efectivamente pues una detención y remisión temprana mejoran el pronóstico de la enfermedad. Lo anterior no quiere decir que el menor con TDAH necesite una escolarización especial, sino más bien que sus clases regulares le ofrezcan las oportunidades necesarias para llevar una vida significativa y desarrollar su potencial.

Considerando que, el desconocimiento de los trastornos de salud mental ha llevado a la estigmatización  de miles de personas que luchan con su condición psicológica y que el estigma favorece y promueve las actitudes de exclusión y estas a su vez tienden a empeorar los cuadros clínicos, se hace necesario que los docentes cuenten con la formación necesaria, para lograr una transformación valiosa en sus prácticas pedagógicas como lo son diferentes técnicas para utilizar en el entorno del aula y así convertirse en un apoyo psicosocial para el menor y su familia.

Para finalizar, el TDAH es un trastorno crónico que perdura a lo largo de la vida, por esto, es de vital importancia ponerse en manos de un especialista. Así que, si su hijo o usted presenta alguno de los síntomas antes mencionados, comuníquese con el profesional de salud mental. Y, mientras lo hace, siga algunas de las estrategias sugeridas por el Instituto Nacional de Salud Mental, que podrán ayudarle a controlar los síntomas, por ejemplo:

  • Hacer ejercicio con regularidad, especialmente cuando parece que está hiperactivo o inquieto.
  • Comer alimentos saludables y a horas regulares.
  • Dormir lo suficiente.
  • Seguir una misma rutina.
  • Utilizar organizadores de tareas y cuadernos para anotar deberes escolares y recordatorios.
  • Establecer reglas que pueda entender y seguir.
  • Busque los momentos en que se porta bien para elogiar y ofrecerle recompensas cuando cumpla las reglas.

Referencias:

Asociación Americana de Psiquiatría [APA]. (2014). Manual diagnóstico y estadístico de los trastornos mentales 5a Ed (DSM-5). Arlington, VA.

Bitsko RH, Claussen AH, Lichstein J, et al. (Febrero 25, 2022). Vigilancia de la salud mental entre los niños: Estados Unidos, 2013–2019. MMWR;71(Suplemento-2):1–42. Recuperado de:

https://www.cdc.gov/mmwr/volumes/71/su/su7102a1.htm#suggestedcitation

Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, CDC. (Agosto 9, 2022) Trastorno por Déficit de Atención/Hiperactividad (TDAH). Recuperado de: https://www.cdc.gov/ncbddd/adhd/facts.html

Clínica Mayo. (Noviembre 11, 2021). El TDAH en niños. recuperado de: https://www.mayoclinic.org/es-es/diseases-conditions/adhd/symptoms-causes/syc-20350889

Cortese, S. (2012). La neurobiología y la genética del trastorno por déficit de atención con hiperactividad (TDAH): lo que todo médico debe saber. Revista europea de neurología pediátrica , 16 (5), 422-433. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S109037981200013X

Faraone, SV, Perlis, RH, Doyle, AE, Smoller, JW, Goralnick, JJ, Holmgren, MA y Sklar, P. (2005). Genética molecular del trastorno por déficit de atención/hiperactividad. Psiquiatría biológica , 57 (11), 1313-1323. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0006322304012260

Instituto Nacional de Salud Mental. Departamento de Salud y Servicios Humanos de EE. UU. (2021). El trastorno de déficit de atención con hiperactividad en los niños y los adolescentes: Lo que usted necesita saber. Recuperado de: https://www.nimh.nih.gov/health/publications/espanol/el-trastorno-de-deficit-de-atencion-con-hiperactividad-en-los-ninos-y-los-adolescentes-lo-que-usted-necesita-saber

Mediavilla, C. (2003). Neurobiología del trastorno de hiperactividad. Rev Neurol, 36(6), 555-65. Recuperado de: https://www.researchgate.net/profile/Cristina-Mediavilla/publication/10843218_Neurobiology_of_hyperactivity_disorder/links/54b62f0d0cf2318f0f9a1e15/Neurobiology-of-hyperactivity-disorder.pdf

Merriam Webster. (Dakota del Norte). Hiperactividad. En el diccionario Merriam-Webster.com . Recuperado el 3 de marzo de 2023, de https://www.merriam-webster.com/dictionary/hyperactivity

Niños y adultos con trastorno por déficit de atención e hiperactividad (CHADD). (s. f.) Acerca del TDAH: descripción general. Recuperado de: https://chadd.org/about-adhd/overview/

Sulkes, Stephen. (Febrero, 2022). Trastorno por déficit de atención/hiperactividad (TDA, TDAH). Manual Merck de información médica, MSD. Recuperado de: https://www.msdmanuals.com/es-co/professional/pediatr%C3%ADa/trastornos-del-aprendizaje-y-del-desarrollo/trastorno-por-d%C3%A9ficit-de-atenci%C3%B3n-hiperactividad-tda-tdah          

Willcutt, E. G., Doyle, A. E., Nigg, J. T., Faraone, S. V., & Pennington, B. F. (2005). Validity of the executive function theory of attention-deficit/hyperactivity disorder: a meta-analytic review. Biological psychiatry, 57(11), 1336-1346. Recuperado de: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S000632230500171X

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