¿Cómo puede la fuerza de voluntad ayudar a conseguir las metas y promover el bienestar mental?

Por: Neighbors’ Consejo|

La voluntad de poder es el mismo devenir de la vida. Podría decirse incluso que la vida es voluntad de poder porque es ella quien conquista lo que anhelamos, la que intenta obtener lo que deseamos y la que domina lo que poseemos. 

Laura Llorente

Para la psicología, la voluntad es un concepto fundamental ya que juega un papel muy importante a la hora de tomar decisiones y actuar de forma consciente, libre y autónoma. Además, la voluntad permite controlar emociones, impulsos y comportamientos y así conseguir una mejor adaptación al entorno, todo lo cual es vital para la salud mental.

De acuerdo con lo establecido en el diccionario de la Asociación Americana de Psicología (APA), la voluntad se define “como la capacidad o facultad por la que un ser humano es capaz de hacer elecciones y de determinar sus conductas frente a las influencias externas a su persona”. Esta definición señala a la libertad y a la determinación en el hacer como aspectos fundamentales en el comportamiento humano. 

Como se sabe, la palabra voluntad proviene del latín voluntas-atis, que significa querer, tal como lo propone Enrique Rojas en su libro “La conquista de la voluntad” (1994)., “La voluntad consiste, ante todo, en un acto intencional, de inclinarse o dirigirse hacia algo, y en él interviene un factor importante: la decisión”. Para este autor (Enrique), la voluntad significa saber lo que uno quiere o hacia dónde va, y requiere de tres fases:

  1. Tendencia: Es decir el anhelo, la aspiración o la preferencia por algo. La cual, en ocasiones se ve interrumpida por circunstancias externas.
  2. Determinación: Esta sugiere una distinción, análisis y evaluación de la meta que se pretende, es decir, establecer lo que se quiere.
  3. Acción: Es la fase más decisiva, ya que se pone en marcha todos los recursos del ser para conseguir lo que se quiere.

En este sentido Jesus Garay retomando las ideas del filósofo griego Plotino, plantea que la voluntad corresponde a un poder que está en cada ser humano, que se movió por sí mismo y se encarga de regir el comportamiento, el cual corresponde a lo que se desea. Este filósofo, explica que la voluntad va contravía a la necesidad y al azar, pues estas dependen de causas externas, mientras que la voluntad depende exclusivamente de sí mismo, por tanto, cuando “el ser humano es voluntad, en esa misma medida es independiente de la necesidad y del azar”.

En pocas palabras, la voluntad es lo que impulsa al ser humano a ejercer su libertad y autonomía. Como una fuerza interna que da determinación y motivación para perseguir los propios objetivos y superar los obstáculos que interfieren para conseguirlo. Considerándola así la capacidad para tomar decisiones conscientes y actuar en consecuencia a estas. En palabras de Luz Karime Ángel (2016), la voluntad va de la mano con la moral, pues esta “orienta el poder de decidir”.

Ahora bien, el ejercicio de la voluntad resulta ser un proceso complejo, pues, es intencional y ejecutado a partir de la “concepción, deliberación y ejecución tras el debate de la elección”, Una secuencia que otorga libertad y su capacidad para ejercerla (Medina et al., 2015). Es por eso, que se considera al hombre inteligente y con voluntad libre, pues es el único ser capaz de adoptar decisiones libremente, porque tiene consciencia de su existencia y dignidad. Lo que le permite actuar con el propósito de alcanzar su perfeccionamiento y su felicidad, en pocas palabras el hombre es voluntad y actúa con voluntad. (Castillo, 2006)

 Desde este punto de vista, se puede deducir que la voluntad como capacidad cognitiva compleja implica una serie de procesos mentales, cada uno de los cuales es fundamental para el bienestar psicológico. Esto, puede entenderse desde la perspectiva de Antonio Medina et al., (2015) y sus fundamentos de la voluntad, así:

  1. El conocimiento: Se considera un elemento básico de la voluntad, ya que no se puede querer algo que no se conoce, tampoco, se puede querer algo si no hay consciencia de lo que se conoce, es decir, de su existencia. Así entonces, para que exista un acto humano es necesario y suficiente que el sujeto sepa lo que va a hacer y reconozca sus consecuencias sean positivas o negativas, solo de esa manera se puede entender que el sujeto ha actuado en voluntad.
  2. La libertad: Es la facultad natural que tiene el ser humano de actuar de una u otra manera, y de no hacerlo, esto le hace responsable de sus actos. Sin embargo, el acto voluntario y libre, va a estar siempre influenciado por el conjunto de conocimientos previos culturales, morales, sociales, etc., y de las limitaciones que estos imponen, lo cual, determina las posibilidades y criterios para optar por una decisión. En efecto, la libertad, es una característica de los hombres inteligentes, sin ella, los actos humanos corresponden al mero instinto animal, pues ser libre es la posibilidad de elegir y por tanto ejercitar la voluntad.
  3. La motivación: Se relaciona con el tener causa o motivo para realizar algo. Pues, está activa y facilita la actuación del sujeto. Si bien, la motivación no determina, sí puede condicionar a la voluntad, ya que controla, guía y orienta los instintos: los humaniza. En pocas palabras, es un estímulo para actuar, que facilita y orienta el papel de la voluntad.
  4. El control emocional: Se trata del dominio de aquello que viene determinado por la emoción, es decir, del impulso que nos orienta hacia las cosas de forma instintiva, lo que se conoce como deseo deseo. El cual, cuando se presenta como una necesidad en el individuo, toda su estructura psicofísica se activa y se pone a su servicio, en búsqueda de la satisfacción inmediata posible, en tanto, el individuo realice conductas más adecuadas y eficaces para su logro, se puede hablar de autocontrol, es decir, de un individuo que elige, controla y modula conscientemente y a su voluntad los impulsos físicos y emocionales hasta hacerlos socialmente aceptables.
  5. Las tendencias externas pero introyectadas: Relacionado a todas aquellas creencias marcadas por la educación y la cultura, y que se adaptan dentro de la “normalización”, atribuyendo significado a las acciones. Por tanto, estos autores (Antonio Medina et al., 2015), sugieren que tal como se ha desarrollado la educación tradicional que busca la adquisición adecuada de conocimientos y habilidades intelectuales, debería agregarse un enfoque de la educación de la voluntad, basado en el dominio de sí mismo. Pues, se hace necesario educar otras capacidades personales como: la libertad de decisión, sus posibilidades de relación social, su efectividad, la voluntad, entre otras.

En relación a esto Luz Karime Ángel (2016), establece que la voluntad se puede considerar como un poder, una potestad que está regulada por las normas y las leyes, restringiendola en cierto rasgo más no haciéndola desaparecer. Es decir, que el individuo conserva su propia determinación, como un motor que impulsa hacia los objetivos y lo mantiene enfocado en alcanzarlos a pesar de las adversidades que se puedan presentar.

Hay una fuerza motriz más poderosa que el vapor, la electricidad y la energía atómica: la voluntad”. Albert Einstein

En efecto, cuando la voluntad toma fuerza y empuja al individuo a lograr lo que quiere y desea a pesar de las adversidades, se le denomina “fuerza de voluntad” y se define como la capacidad de llevar a cabo las propias intenciones (APA). Bueno, es que en un mundo lleno de distracciones y tentaciones, algunas veces resulta difícil mantener el foco y sobreponerse a las circunstancias para cumplir las metas y se termina cediendo a la tentación de la gratificación instantánea. Evidentemente esto hace referencia a la capacidad de autocontrol y persistencia del individuo, donde de alguna manera, lo ideal es que el individuo busque postergar la gratificación inmediata y así superar la procrastinación y trabajar en la consecución de objetivos mayores o a largo plazo.

Por ejemplo, muchas veces las personas enfrentan situaciones estresantes que pueden desencadenar emociones negativas. Algunos, en vez de caer en la ira o la tristeza, pueden utilizar su fuerza de voluntad para mantener la calma y encontrar soluciones constructivas, así como también pueden utilizarla para establecer y mantener hábitos de vida saludables o poner límites a las relaciones y así evitar afectar la salud mental.

Puesto que, cuando se tiene una fuerza de voluntad fuerte se puede tomar decisiones más efectivas,  lo que sin duda promueve el bienestar emocional. Estudios han demostrado que la fuerza de voluntad está relacionada a resultados positivos de la vida como por ejemplo: Mejores calificaciones escolares, alta autoestima, mayor seguridad financiera y mejor salud física y mental. (APA, 2012)

Por el contrario, la falta de voluntad o su debilidad, representa un impacto negativo en la salud mental. Son muchas las personas que reportan a la falta de fuerza de voluntad como la causa para no conseguir cumplir con sus objetivos, pues como ya se mencionó anteriormente, cuando, no se es capaz de controlar los impulsos y las emociones, resulta muy fácil ceder a la tentación o terminar actuando de manera instintiva.  

Tal es el caso como lo explica el portal web “Porque Quiero Estar bien”, de la abulia, identificada como trastorno de la voluntad y  enmarcada como una alteración “de la acción implícita”, donde, la persona que la padece actúa con automatismos o instintivamente y no con voluntad de acción. Si bien, esta alteración puede darse por un malestar físico o traumatismo cerebral, también se le ha reconocido como síntoma de algún padecimiento mental como la ansiedad, la depresión, el estrés crónico, etc. Una persona abúlica tiende a ser introvertida, pasiva o conformista, sus respuestas emocionales son tardías o nulas, por lo que no es muy espontáneo ni entusiasta, siente cansancio crónico y desinterés generalizado lo cual le dificulta una proyección hacia el futuro.

Por último, piensa si en algún momento ha postergado sus objetivos por falta de fuerza de voluntad, de ser así, retome el cauce de sus proyectos  y busque alternativas que le ayuden a mejorar su voluntad y así podrá facilitar la toma de decisiones saludables. En el siguiente enlace encontrará algunas estrategias que le pueden funcionar. (https://www.goredforwomen.org/es/healthy-living/healthy-lifestyle/mental-health-and-wellbeing/how-to-boost-your-willpower-to-help-make-healthy-choices-easy)

En conclusión, la voluntad es una habilidad fundamental en la toma de decisiones conscientes y en el actuar libre y autónomo de cada individuo. Es la fuerza interior que impulsa a las personas a perseguir sus objetivos y superar los obstáculos que puedan presentarse. Esta habilidad que requiere conocimiento previo, libertad, motivación, autocontrol y determinación; proporciona al individuo el enfoque necesario para postergar la gratificación instantánea y trabajar en la consecución de metas a largo plazo. Además, esta capacidad puede ser utilizada como herramienta para alcanzar el éxito, la felicidad y contribuir con la salud mental.

Referencias:

Ángel, L. K. (2016). Autonomía de la voluntad ¿Decadencia o auge?. Revista Verba luris. 11(36). Recuperado de: https://doi.org/10.18041/0121-3474/verbaiuris.36.1015

Asociación Americana de Psicología. Voluntad. Diccionario APA de Psicología. Obtenido el 8 de noviembre de 2023 de: https://dictionary.apa.org/will

Asociación Americana de Psicología. Fuerza de voluntad. Diccionario APA de Psicología. Obtenido el 8 de noviembre de 2023 de: https://dictionary.apa.org/willpower

Asociación Americana de Psicología. (Febrero 15, 2012). La falta de fuerza de voluntad puede obstaculizar mejoras en la salud y las finanzas personales. Recuperado de: https://www.apa.org/news/press/releases/2012/02/willpower-spanish

Castillo Córdova, L. (2006). Autonomía de la voluntad y derechos fundamentales. Actualidad Jurídica. (155). 157-164. Recuperado de: https://pirhua.udep.edu.pe/bitstream/handle/11042/1942/Autonomia_voluntad_derechos_fundamentales.pdf?sequence=1&isAllowed=y

De Garay, J. (2019). Mente Humana y Voluntad. Naturaleza y Libertad. (12). Recuperado de: https://dialnet.unirioja.es/descarga/articulo/7322040.pdf

García Rojas, P. M. (2019). Reflexiones Filosóficas: La Voluntad. Revista Virtual Reflexiones Filosóficas. (2). 67-75. Recuperado de: www.humanidades.usac.edu.gt/usac/wp-content/uploads/2012/08/Reflexiones-filosóficas-2019-2-sem.pdf#page=67

Medina, A., Moreno, M. J., Lillo, R., & Guija, J. A. (2015). Voluntad, Capacidad Y Autonomía De La Persona En El Mundo Actual. Recuperado de: https://fepsm.org/files/publicaciones/Voluntad,_Capacidad_y_Autonom%C3%ADa_de_la_Persona_en_el_Mundo_Actual._Psiquiatr%C3%ADa_y_ley_-_Encuentros_Jur-Psiq_2013_.pdf}

Porque Quiero Estar bien. (s. f. ). Abulia: ¿qué es y cómo se manifiesta?. Recuperado de: https://porquequieroestarbien.com/

Rojas, E. (1994). La conquista de la voluntad. Cómo conseguir lo que te has propuesto. Temas de hoy, Madrid, 105. Recuperado de: http://www.ignaciodarnaude.com/espiritualismo/Rojas,Conquista%20de%20la%20voluntad.pdf

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