¡Manos a la obra! No todos aprendemos igual.

Por: Neighbors’ Consejo|

Para los seres humanos, el aprendizaje resulta ser una habilidad compleja pero vital, quizás tan importante como respirar. Pues significa más que el simple cúmulo de conocimiento, este proceso incluye la capacidad y habilidad de usar la información adquirida en el momento que se necesita para afrontar las diferentes situaciones de la vida.

¿Qué es el aprendizaje? Este concepto es amplio y más bien complementario desde las distintas teorías que lo han analizado. La definición que aquí se presenta, encierra los aspectos fundamentales de este proceso han sido de gran interés para la Psicología.

El aprendizaje se trata de una serie de procesos biológicos y psicológicos que ocurren en la corteza cerebral que, gracias a la mediatización del pensamiento, llevan al sujeto a modificar su actitud, habilidad, conocimiento e información, así como sus formas de ejecución, por las experiencias que adquiere en la interacción con el ambiente externo, en busca de dar respuestas adecuadas. (Díaz, 2012a)

Algunos criterios importantes que revela esta definición son: Primero, que resulta ser un proceso multifactorial; segundo, incluye procesos psicológicos básicos (percepción, atención, memoria, etc.); superiores (pensamiento y lenguaje) y, funciones ejecutivas (razonamiento, planificación, flexibilidad, etc.), lo que permite la modificación del conocimiento con el procesamiento de la información; tercero, el ambiente, que influye directamente en el proceso y que será explicado más adelante; y por último, la respuesta, de alguna manera afrontar, adaptarse o responder a las exigencias del ambiente.

Ahora bien, las diferentes teorías han intentado explicar el modo en el que el ser humano aprende y los factores que intervienen. Dentro de las más destacadas se encuentra a Jean Piaget, un importante exponente del desarrollo cognitivo y uno de los teóricos del constructivismo más influyentes, él muestra gran interés en los cambios significativos de la mente del individuo durante su vida y es quien propone el concepto de que los niños activamente están en la construcción de su conocimiento al encontrarse en la interacción con la realidad, lo que se da por etapas o estadios que surgen desde el nacimiento hasta la adolescencia y que ponen en marcha unas capacidades cognitivas específicas, para cada una de las cuatro etapas identificadas por Piaget. (Saldarriaga, 2016)

  1. Sensorio-motriz (0-2 años): Se caracteriza por la repetición de los reflejos innatos que se van modificando a esquemas por la interacción del menor con la realidad y, más adelante, llegan a convertirse en conductas intencionales como resultado del procesamiento mental.
  2. Etapa pre operacional (2-7 años): el menor inicia por integrar todas las acciones-reacciones realizadas sobre hechos u objetos no perceptibles hasta el momento. Empiezan a abstraer toda esta información mediante esquemas mentales, que permiten el desarrollo del lenguaje, y juegos simbólicos.
  3. Etapa de las operaciones concretas (7-12): Es la etapa donde los procesos de razonamiento se vuelven lógicos. Se desarrollan procesos de clasificación, seriación y conservación, pues entienden la noción del número. Además, son capaces de encontrar soluciones a problemáticas sociales, ya que pueden tener en cuenta el punto de vista de los demás.
  4. Etapa de las operaciones formales (12 años en adelante): En este estadio ya son capaces de elaborar hipótesis y razonamientos lógicos sobre objetos no presentes, sus operaciones comprenden el conocimiento científico.

Con lo anterior, se puede entender que el desarrollo cognitivo está relacionado con la interacción del entorno, a lo que es importante aclarar que la dimensión social del niño es relativa con la capacidad de estimulación, en otras palabras, el nivel de desarrollo del menor dependerá también del nivel de cubrimiento de necesidades básicas como la alimentación, el techo, la protección por parte del progenitor, así como del nivel afectivo que le ha brindado.

Lo que tiene mayor proximidad a lo planteado por Lev Vygotsky, en su teoría sociocultural, la cual está centrada en que, durante el desarrollo del menor los factores sociales son determinantes, pues establece que, desde el nacimiento, se es custodiado o asistido por terceros, adultos o agentes competentes en el uso del lenguaje, habilidades y tecnologías disponible. Vygotsky lo expone en diferencia entre lo que el menor logra de forma independientemente y, lo que puede lograr en compañía de un facilitador del proceso de formación de conceptos como el padre o un maestro (Vielma & Salas, 2000a). De acuerdo con este planteamiento, la estimulación y la educación son esenciales para el aprendizaje, el factor cultural e histórico permite avanzar en el conocimiento a través de los símbolos y conceptos elaborados por los antepasados.

Estos dos autores, Piaget y Vygotski, coinciden en que el conocimiento es un proceso de construcción activa por parte del individuo. Pues este más que un simple receptor de información, es un ser que interactúa y construye su realidad, toda vez que cuenta con las herramientas adecuadas (Rodriguez, 1999).

Visto desde otra perspectiva, Albert Bandura, argumentó que si bien el aprendizaje se da en la interacción sujeto-entorno, este puede darse por la observación de modelos imitables. La persona tomada como referencia actúa de una manera llamativa e interesante para el observador en una situación específica, convirtiéndose en un poderoso instrumento de imitación por su comprensión e inmediato manejo del entorno y afrontamiento del mismo (Vielma & Salas, 2000b).

Así entonces, el aprendizaje se convierte en una constante de carácter social en la medida en que se interactúa con otros y se convierten en referentes de la realidad, bien sea mediante la imitación de las conductas en términos de Bandura o por la relación del pensamiento y el lenguaje que permite llevar a cabo diferentes procesos cognitivos, como bien lo manifestó Vigotsky.

Por otra parte, el Psicólogo David Kolb, plantea que una misma información puede ser procesada y entendida de diferentes maneras, pues esto depende directamente del estilo individual de aprendizaje. Kolb en 1975, desarrolla un Modelo Experiencial, en el cual el aprendizaje se concibe como un ciclo de cuatro etapas, para cada una de las cuales sugiere un estilo de aprendizaje, así (Díaz, 2012b):

  1. Experiencia concreta: Interacción directa e inmediata con el objeto de estudio que permite la observación; Estilo: ACTIVO.
  2. Observación reflexiva: reflexiona sobre las observaciones y empezar a construir una hipótesis de lo que puede significar la información; Estilo: REFLEXIVO.
  3. Conceptualización abstracta: el aprendiz forma conceptos abstractos y generalizaciones basadas en sus hipótesis; Estilo: TEÓRICO.
  4. Experimentación activa: Se pone en práctica lo aprendido y se transfiere a otros contextos. A partir de este modelo; Estilo: PRAGMÁTICO.

Cabe aclarar, que todos los seres humanos tienen estilos de aprendizaje propios, pero que todos son inteligentes en la misma medida, solo que de formas diferentes. Pues, todos tienen la capacidad de adaptarse al entorno solo que a partir de sus herramientas únicas. Es decir, que cada persona tiene su ritmo de desarrollo y aprendizaje, en los cuales influyen factores como el entorno familiar, los patrones de crianza, el ambiente y el contexto socioeconómico y cultural.

Sin duda, es importante mencionar que existe una actividad neural y estructural donde ocurre el proceso de aprendizaje, explicado por Luis Aguilar (2010) en base a Luis Aguado (2001), quien sostiene que el aprendizaje produce cambios en el sistema nervioso que pueden ser duraderos o no, producto de la experiencia y que se manifiestan en el comportamiento de las personas. Esto se da gracias a una serie de procesos perceptivos, cognitivos y de organización motora, que tiene lugar en el cerebro al procesar los estímulos del ambiente.

Las experiencias al interactuar con el entorno influyen en las estructuras neuronales, por lo que la estimulación cerebral resulta beneficiosa a la hora de aprender. Al respecto, la psicología en conjunto con la neurociencia, considera que la creación de entornos de aprendizaje equilibrados en donde se involucren procesos como la memoria, pero también la emoción, la empatía y la motivación permite la adquisición de aprendizajes más duraderos. Tal como lo menciona el profesor Manuel Carreiras en su conferencia “Neurociencia y educación”, esta interdisciplinariedad provee herramientas para diagnosticar las dificultades específicas del aprendizaje como la dislexia y los trastornos del desarrollo cerebral asociados a problemas de lenguaje, pero también le brinda oportunidades para conocer y aprovechar condiciones de la mente como la plasticidad para aprender mediante nuevas experiencias, diversos significados.

En efecto, este tema se hizo más notorio, puesto que durante estos últimos años el método de aprendizaje sufrió variaciones en los modelos de adquisición, que demostraron una vez más que este proceso se adapta a las condiciones del ambiente. Si bien, resultó ser un desafío trabajar, estudiar, socializar, etc., en la virtualidad, este nuevo concepto favoreció al ser humano puesto que lo llevó a convertirse en el elemento activo de su quehacer como aprendiz. Pues, el aprendizaje requiere que el individuo tenga la capacidad para modificar sus actitudes y conductas por nuevas acciones que le permitan adaptarse a las circunstancias por difíciles que sean.

Todo lo expuesto hasta aquí, sugiere que el aprendizaje está determinado por factores tanto internos como externos, y que deben ser considerados a la hora de potencializar las habilidades que le permitan a cada quien afrontar las diferentes circunstancias que se le presenten. Todos deberíamos implicar actividades de reflexión, investigación y experimentación, como parte del proceso de conocimiento, además de incluir el aspecto afectivo y emocional que se considera tan relevante en la motivación hacia la consecución de objetivos y metas. 

Referencias:

Díaz, E. (2012). Estilos de aprendizaje. Eidos, (5), 5-11. Recuperado de: https://www.researchgate.net/profile/Elena-Diaz-2/publication/320967309_Estilos_de_Aprendizaje/links/5ef385ca4585153fb1b10a35/Estilos-de-Aprendizaje.pdf?_sg%5B0%5D=started_experiment_milestone&origin=journalDetail

Rodríguez, W. (1999). El legado de Vygotski y de Piaget a la educación. Revista latinoamericana de psicología , 31 (3), 477-489. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/805/80531304.pdf

Saldarriaga, P., Bravo, G., & Loor, M. (2016). La teoría constructivista de Jean Piaget y su significación para la pedagogía contemporánea. Dominio de las Ciencias, 2(3 Especial), pp. 127-137. Recuperado de: https://dominiodelasciencias.com/ojs/index.php/es/article/view/298/355

Schunk, D. H. (1997). Teorías del aprendizaje. Pearson educación

Charlas TedX. (Junio 23, 2015). “Neurociencia y educación”, Manuel Carreiras. [Archivo de Vídeo]. Youtube. Recuperado de: https://www.youtube.com/watch?v=Er7VmkrPPjY&t=88s

Vielma, E., & Salas, M. (2000). Aportes de las teorías de Vygotsky, Piaget, Bandura y Bruner. Paralelismo en sus posiciones en relación con el desarrollo. Educere, 3(9), 30-37. Recuperado de: https://www.redalyc.org/pdf/356/35630907.pdf

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