Krabbe: una enfermedad que afecta a 1 de cada 100.000 bebés recién nacidos en los Estados Unidos

Por: Neighbors’ Consejo|

La enfermedad de Krabbe es una afección neurológica y hereditaria causada por una mutación en un gen, que no permite que se produzca correctamente la enzima GALC (beta-galactosidasa galactocerebrósido), indispensable para la producción de la mielina, que es la cubierta encargada de aislar y proteger las células nerviosas (axones) y garantizar la transmisión rápida y eficaz de las señales nerviosas en el cuerpo.

La insuficiencia de esta enzima (GALC), genera la acumulación de una toxina llamada psicosina que provoca la desmielinización de las células cerebrales y nervios principalmente de los sistemas nerviosos central y periférico, dándole un aspecto globoide, por lo que, la enfermedad también es conocida como leucodistrofia, la cual lleva al desarrollo de síntomas neurológicos. (Roque et al., 2016).

Las manifestaciones clínicas de la enfermedad varían de un caso a otro, se cree que esta enfermedad en la etapa infantil es la más común y agresiva. De acuerdo con la Organización Nacional de Trastornos Raros (NORD), aproximadamente 1 de cada 100.000 bebés recién nacidos en los Estados Unidos se ve afectado por esta enfermedad. Megha Jain y Orlando de Jesús (2021), explican los síntomas clasificándolos por etapas así:

  1. Enfermedad infantil:  De 0 a 13 meses
  2. Etapa 1: Los síntomas comienzan entre los 4 a 6 meses de edad, incluyen: inquietud, irritabilidad, vómitos, dificultad para alimentarse, reflujo gastroesofágico y retraso en el crecimiento. El niño puede presentar hipersensibilidad al tacto, al ruido o a la luz brillante y responder a estos con espasmos tónicos o musculares localizados en miembros y/o tronco (rigidez).
  3. Etapa 2: El niño desarrolla dificultad visual, atrofia óptica y posturas opistotónicas (espasmo muscular que provoca un arqueo hacia atrás de la cabeza, el cuello y la columna vertebral). También puede experimentan episodios convulsivos diferentes a la epilepsia y deterioro psicomotor rápido y grave.
  4. Etapa 3: Es la más incapacitante, el niño desarrolla ceguera, sordera, posturas de descerebración (los brazos y las piernas extendidos, los dedos de los pies apuntando hacia abajo y la cabeza y el cuello arqueados hacia atrás) y espasticidad severa (músculos tensionados y rígidos).
  5. Enfermedad infantil tardía: De 13 a 36 meses.

El niño presenta síntomas como irritabilidad, debilidad muscular y rigidez, dificultad visual y marcha anormal. Su condición empeora con el desarrollo de convulsiones, regresión intelectual (pérdida de las habilidades del desarrollo previamente adquiridas), episodios de apnea e inestabilidad de la temperatura corporal. La edad media de mortalidad suele ser de seis años.

  1. Enfermedad de inicio juvenil: De 3 a 16 años.

El niño desarrolla dificultades visuales, temblores, anomalías en la marcha, pérdida de la destreza manual y habilidades motoras finas, trastorno por déficit de atención con hiperactividad. La progresión de la enfermedad es variable pero debilitante, el paciente puede morir entre los diez años posteriores al diagnóstico.

  1. Enfermedad de inicio tardío: más de 16 años.

Se caracteriza por parestesias (sensación de hormigueo o pinchazos) en las extremidades, alteraciones del humor y del comportamiento, ataxia (trastorno motor que provoca la falta de control de movimientos voluntarios), espasticidad (tensión muscular y rigidez), dificultad visual/ceguera, convulsiones, hipoacusia/sordera y retraso psicomotor. Los pacientes pueden presentar neuropatía motora y sensorial asociada a atrofia muscular y escoliosis, así como deterioro mental y físico. Pocos casos se presentan con solo síntomas físicos sin retraso mental.

Con respecto a lo anterior, los síntomas varían según la edad de aparición y la velocidad de progresión de la enfermedad, generalmente incluyen irritabilidad, espasmos musculares y retraso en el crecimiento. Sin embargo, según avance el cuadro clínico, las consecuencias físicas y mentales del paciente pueden ser severas y eventualmente producir la muerte. La enfermedad infantil suele ser la más grave y mortal a los 2 años; mientras que, la de inicio tardío respectivamente es más leves y representa una esperanza de vida mayor.

En efecto, no existe un tratamiento específico para esta enfermedad, pues cada paciente representa unas necesidades clínicas únicas. Por lo que, la detección temprana y el inicio de tratamiento seguro, ayudará a prevenir resultados graves de esta condición. El diagnóstico se da tras el análisis de la actividad de la enzima GALC; según el Portal KrabbeConnect, “la mayoría de pacientes presentan daño cerebral irreversible al momento del diagnóstico, lo que los descalifica como candidatos para un trasplante de células madre hematopoyéticas (HSCT”. Es decir, las células procedentes de la médula ósea, sangre periférica o sangre del cordón umbilical. Newborn Screening Program (Programa de Pruebas de Detección en Recién Nacidos)

En gran parte de los estados de los EE. UU., según la Administración de Recursos y Servicios de Salud (HRSA, 2020), se lleva a cabo el Programa de Pruebas de Detección en Recién Nacidos (Newborn Screening Program, NBS) como una forma de identificar de manera temprana a los bebés con riesgo de sufrir algunos trastornos graves de salud, cuyo objetivo es brindar un tratamiento lo antes posible, estas pruebas son tomadas entre las 18 y las 48 horas de vida del bebé. El NBS, es un programa de salud pública de los Estados Unidos y, cada estado determina las políticas de manejo y las enfermedades que se busque detectar en cada territorio.

Los menores diagnosticados a través de este programa, pueden ser identificados y elegidos para el trasplante de células madres o para participar en un ensayo clínico de terapia genética, antes de que los síntomas se presenten. Otros tratamientos incluyen medicamentos para limitar la frecuencia y la severidad de las convulsiones, fármacos como las benzodiacepinas para manejar la irritabilidad y los espasmos musculares, la terapia física para desacelerar la reducción en el tono muscular, procedimientos para tratar el reflujo, los problemas de alimentación y los problemas respiratorios. El tratamiento no cura la enfermedad, lo que busca es mejorar la calidad de vida del paciente y así aumentar su pronóstico de vida. (HRSA, 2021; KrabbeConnect).

En conclusión, la enfermedad de Krabbe es un trastorno genético grave, que está relacionado con un cambio en el gen GALC que sintetiza la proteína β-galactocerebrosidasa, causando un cúmulo de toxina psicosina y con ello, la pérdida de la capa protectora de las células nerviosas (mielina). Esto a su vez, produce que los nervios del sistema nervioso central y periféricos no transmitan adecuadamente las señales nerviosas del cuerpo, provocando una sintomatología neurológica severa y el deterioro físico y mental del paciente.

Así que si usted presenta algún síntoma o conoces a alguien que puede padecerlos, visite alguno de los grupos de apoyo:

Referencias:

Administración de Recursos y Servicios de Salud (HRSA). (2020). Examen de recién nacidos en su estado. Recuperado de: https://newbornscreening.hrsa.gov/es/su-estadohttps://doh.wa.gov/sites/default/files/legacy/Documents/5220//NBSBrochure-spa.pdf

Administración de Recursos y Servicios de Salud (HRSA). (junio, 2021). Enfermedad de Krabbe. Recuperado de: https://newbornscreening.hrsa.gov/es/enfermedades/krabbe-disease

Jain, M. & de Jesus, O. (septiembre 18, 2021). Enfermedad de Krabbe. StatPearls [Internet]. Recuperado de: https://www.ncbi.nlm.nih.gov/books/NBK562315/

Organización Nacional de Trastornos Raros (NORD). (s.f). Leucodistrofia, enfermedad de Krabbe. Recuperado de: https://rarediseases.org/rare-diseases/leukodystrophy-krabbes/

MedlinePlus en español [Internet]. Bethesda (MD): Biblioteca Nacional de Medicina (EE. UU.) [Actualizado enero 1, 2018]. Enfermedad de Krabbe. Recuperado de: https://medlineplus.gov/genetics/condition/krabbe-disease/#resources

Roque, E., Escolar, M., Grey, S. J., Kafri, T., Vite, C., & Sands, M. S. (2016). Información sobre la patogenia y el tratamiento de la enfermedad de Krabbe. Pediatric endocrinology reviews : PER, 13 Suppl 1, 689–696. Recuperado de: https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/27491217/

Zárate, R., Sosa, A., Rosas, A., Jiménez, E., Belmont, L., Paz, A., & Chiñas, S. (2016). Enfermedad de Krabbe. Reporte de caso. Revista Mexicana de Pediatría83(6), 198-202. Recuperado de: https://www.medigraphic.com/pdfs/pediat/sp-2016/sp166e.pdf

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