Síndrome de “la hermana mayor”
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En cada familia, sus miembros cumplen funciones específicas en su rol como hijo y hermano, con la característica común de un cuidado mutuo y constante. Sin embargo muchos se preguntas y aunque sea evidente) si la presencia de hermanos contribuye a la felicidad.
Pues bien, luego de un estudio en el que se afirma que un “mayor número de hermanos se asocia a una peor salud mental”, realizado por el profesor de sociología de la Universidad Estatal de Ohio, con la participación de 9.417 adolescentes chinos y 9.191 estadounidenses, se demostró el concepto de “dilución de recursos” que en psicología sugiere a la disponibilidad de recursos como el tiempo, la atención, la economía que disminuye a medida que aumenta el número de hijos en la familia. Además, una radiografía de la renta de los hogares con más hijos, muestra que el 38% de las familias con más de tres hijos o jóvenes dependientes tienen ingresos bajos, pero otro 13% está entre el 20% más rico. Esto, a subes repercute en el desarrollo y bienestar social y emocional de la familia, entre más hijos menos atención y recursos por parte de sus padres.
Ciertamente, en familias grandes y de recursos limitados, la responsabilidad de sus hermanos e incluso de sus padres es asumida por el hermano mayor, con tendencia a complacer a los demás y generar en ellos problemas de salud mental. A propósito, una publicación en la plataforma conocida como Twitter y TikTok, se hizo viral, donde la terapeuta familiar Kati Morton preguntó si eras o no feliz de ser hermano mayor y además mujer. Con más de seis millones de veces, dejando al descubierto una serie de dificultades emocionales bajo el concepto del “síndrome de la hermana mayor”, que aunque no es una condición psicológica, ni una etiqueta reconocida si hace parte de una carga familiar para niñas, adolescentes y en general mujeres primogénitas abrumadas psicológicamente, incluso a largo plazo, experimentando una serie de emociones negativas que pueden incluir desde rabia, resentimiento, abandono, tristeza o miedo.
Ser el primogénito conlleva una gran responsabilidad, afectando el bienestar emocional, ya que en los hogares se suele asignar a los hijos mayores el cuidado de los más pequeños, una responsabilidad que con el tiempo se deriva en un verdadero problema.
Según la doctora Trinidad Aparicio Perez, especialista en infancia y adolescencia, los padres se equivocan al asignar el cuidado entre hermanos, cuando son ellos quienes deben cumplir con estas funciones. Para el hermano mayor, con seguridad su madurez mental aparece con rapidez, desempeñando roles que no van de acuerdo a su edad, creando sentimientos conflictivos y rivalidades o celos entre hermanos. Pero mientras va creciendo, toma una posición protectora y autoritaria dependiendo el rol que cumpla dentro de la familia, por lo general en responsabilidades muy grandes.
El peso que se tiene en función de ser el hermano mayor, afecta la salud mental y comportamiento, llevándolo a conductas y frustraciones al no poder cumplir con los retos que se había impuesto y como consecuencia crear estrés. El género es muy influyente, las hermanas mayores asumen el rol de madres con bastante frecuencia, en muchas ocasiones y dependiendo el contexto socioeconómico, no queda otra alternativa más que ayudar en todo lo posible y responsabilizarse, obligando a preocuparse por cosas que no están acorde con su edad, explica Ana Gomez psicóloga sanitaria y psicoterapeuta familiar y de pareja. “Este síndrome de la hermana mayor es como los reyes magos: existe porque decidimos concederle la veracidad para entender ciertos hechos que no terminamos de comprender”. Los regalos aparecen debajo del árbol y la hermana mayor en ocasiones la que se ve forzada a estar siempre a la altura de las circunstancias.
Esto puede agravarse, ya que los hermanos menores, tratan y confían en los mayores, exigiendo que los guíen y protejan, viendo en ellos una figura paterna secundaria, llevándolos a una responsabilidad excesiva. El problema de no poner límites, la necesidad de agradar a los demás, la dificultad para relacionarse en edades adultas y sentimientos de culpa son algunos de los síntomas que conlleva la presión de ser la hija mayor, al soportar las obligaciones del hogar impuestas por sus padres.
El factor clave para el “síndrome de la hermana mayor”, se desencadena de la inmadurez de padres y la incapacidad para responder por la figura adulta en la familia, delegando a sus hijas mayores la responsabilidad del hogar, incluso las preparan para que sean ellas quien cuiden su vejez, creando vínculos excesivamente dependientes y con manipulación emocional. La presión a la que son sometidas al cuidado familiar, las tareas domésticas y responsabilidades de los hermanos, haciendo de ella una mujer codependiente e inmadura, que en un futuro se relaciona con vínculos afectivos tóxicos.
Las mujeres con este Síndrome, son excesivamente responsables, perfeccionistas y autocríticas, con tendencia a poner sus necesidades en segundo plano y dificultad para poner límites. El agotamiento, el sentirse exhausta son uno de los síntomas más comunes, aunque al observar su comportamiento y el equilibrio en las relaciones se puede determinar “si va por la vida como director de la película o protagonista”.
Como hija mayor lo más importante es sentirte más como parte de la familia y menos como la jefa, y poner límites dentro de tu familia:
- Mantenerte firme: ser parte de una familia, no significa que los límites cambien,se firme, respetuosa e insiste.
- Construye tu propia red de apoyo: Las familias son complicadas, elige amigos que sean tu familia.
- No dar consejos, no pedidos: Preguntar antes de dar tu punto de vista.
En conclusión, ser la progenitora provoca conflictos que nos perturban, lo más importante es poner límites, no sentirse insuficiente. Ser la mayor indica ser más responsable y poder solucionar problemas familiares aun cuando no se tenga la edad, convirtiéndose en la segunda al mando después de la madre, pensar siempre en nuestro bienestar físico y emocional, buscar la ayuda de profesionales en el manejo del estrés,autoconcepto y creencias limitantes ayudará a tener una mejor visión más amplia y objetiva acerca de cómo poner fin al sacrificio extremo y ponerte en primer lugar.