Los impactos de la ira desenfrenada en tu salud mental y física
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En momentos difíciles, es muy probable tener poca paciencia con otras personas o enojarse por cosas menores. En estos momentos por ejemplo, la ira y frustración, son emociones que se empezarán a derivar de sentimientos como el miedo y el estrés, provocando que algunas situaciones se salgan de control.
Es importante señalar entonces, que la ira es una señal de advertencia, cuando algo anda mal en una situación, es una reacción desagradable, pero a su vez normal y saludable, la cual se convierte en un problema cuando no se controla de forma adecuada.
Ahora bien, los principales problemas de salud mental relacionados con la ira, hacen parte del grupo de trastornos de control de impulsos, entre los que encontramos: trastorno de déficit de atención con hiperactividad; bulimia; trastorno negativo desafiante; trastorno de la personalidad; alta impulsividad donde es difícil el manejo de control, entre otros.
Los ataques impulsivos como la ira se producen de repente y durar menos de 30 minutos, pueden ocurrir de manera frecuente, semanas o meses, generando arrebatos, que producen como respuesta ataques verbales e incluso agresiones físicas. La ira incluye varios elementos entre los que están:
- Sus emociones: sentimientos de tristeza, desilusión o frustración.
- Su cuerpo: Los síntomas físicos incluyen tensión muscular, aumento de latido cardiaco, presión arterial alta, aumento de adrenalina como reacción a lucha o escape.
- Forma de pensar: la forma de pensar empeora la ira o ayuda a controlarla de manera saludable.
- Su historia personal: La reacción con ira ante situaciones simples puede ser la acumulación de años de sentirse desatendido, ignorado, frustrado o irrespetado. En otros casos el no aprender a expresar la ira de manera apropiada genera amargura y molestia hasta el punto de explotar furiosamente.
Cada día tenemos situaciones diferentes en las que experimentamos ira, en momentos simples de la vida como la interacción con amigos y familiares y, que cuando la juntamos con emociones como alegría o tristeza, excitan rápidamente sentimientos que provocan respuestas, comportamientos e irritaciones que van creciendo y se acumulan hasta enfurecer. Algunos consejos que ayudarán a el control de ataques de ira son:
- Haga una pausa antes de reaccionar: Cuando sienta que está enfadado, tome un momento para darse cuenta de lo que está ocurriendo, luego respire profundamente y cuente mentalmente hasta diez, espere unos segundos antes de reaccionar.
- Cambie su entorno: La ira provoca sentirse atrapado, el enojo con otro y el compartir un mismo espacio empeora la situación, a veces trasladarse de lugar ayudará a generar calma, tome aire fresco durante algunos minutos esto interrumpe los pensamientos de la mente.
- Exprese todo: Mantener los sentimientos reprimidos nunca funciona, entonces permitir enfadarse y quejarse está bien, desahogarse puede ser la salida saludable para la ira.
- Libere la energía acumulada: La ira es una emoción de alta energía y tensión física en nuestro cuerpo. El ejercicio físico, la meditación y respiraciones profundas calman los sentimientos intensos.
- Organice: Cuando las cosas que nos rodean son caoticas, suele ser mas facil frustrarse y arremeter contra las demas personas. Dedicar tiempo al día para planificar e implementar la rutina ayudará a tener mejor control en la vida diaria.
- Elimine los factores de estrés: En ocasiones es imposible deshacernos de los problemas, algunos de ellos contribuyen a la frustración y el estrés. Hacer pequeños cambios contribuye a relaciones más saludables y mejorará las situaciones difíciles y las harán menos agobiantes.
- Gestione sus expectativas: Los sentimientos negativos suelen provenir de situaciones que no se ajustan a las normas, con sentimientos de frustración,un cambio en el marco mental lo preparara para sentimientos como la decepción.
- Identifique posibles soluciones: En lugar de centrarse en aquello que te hizo enfurecer, trabajar en la solución del problema, recordando que el enfado no es la solución y se empeora.
- Intentar dialogar usando el “yo”: Para evitar críticas o culpar a otros que solo aumentan la tensión, usar el “yo” para describir el problema con respeto permitirá expresarse con tranquilidad.
- No guardar rencor: El perdón es una herramienta poderosa, que desplaza los sentimientos negativos.
- Usar el humor para liberar tensión: Aligerar la situación, sin usar sarcasmo para no herir sentimientos y empeorar las cosas.
- No tenga miedo de buscar ayuda: Si se esfuerza por controlar la ira, pero siente que se sale de control, es hora de buscar ayuda adicional, la ira puede empeorar y volverse explosiva provocando problemas de salud mental, como signo de depresión y ansiedad.
Si hablamos del desgaste físico que genera la ira, a medida que el cuerpo experimenta emociones negativas, el desgaste excesivo de energía y el disgusto produce sensación de vacío en el estómago, el sistema digestivo se afecta tanto que produce úlceras y problemas digestivos crónicos. De igual manera, eleva la vulnerabilidad ante enfermedades autoinmunes y el aumento de niveles de grasa en el organismo.
Una mala gestión de la ira, afecta las relaciones interpersonales, además de las innumerables consecuencias negativas para el organismo. La ira juega un papel fundamental en los procesos inflamatorios del organismo, desarrollando diferentes tipos de enfermedades crónicas.
Un estudio publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences,, ilumina claramente el papel de la ira en los dolores crónicos y su repercusión en el sistema nervioso y las hormonas, el papel de las emociones no son detectadas como factor causal lo que da diagnósticos errados y ser atribuido a otras patologías que inducen tratamientos equivocados.
Las frustraciones al quedar atascadas, generan diversas afecciones, ya que canalizan y se descargan en diferentes partes del cuerpo: dolores gástricos, alergias, caída de cabello, cambios hormonales, aftas bucales, artritis, trastornos sexuales, hipertensión. El dolor prolongado y sin una solución efectiva, afecta las relaciones personales, el estado de ánimo, la calidad de vida y causa mayor descontrol y sufrimiento.
Cabe mencionar, que la ira es la tercera causa de muerte vehicular en los Estados Unidos. Por eso es importante que tengamos claros dos términos:conducta agresiva en el manejo (aggressive driving) y furia al volante (road rage) que surgieron en la década de los noventa cuando se reportaron una serie de disputas en el tráfico que captaron la atención de las personas ya que un aumento de conductas agresivas en el manejo y el respeto por otros conductores aumentó en un 51% entre 1990 y 1996. Desafortunadamente, la furia al volante sigue aumentando en los accidentes automovilísticos aumentando en casi un 500% de 80 en 2006 y 467 en 2015. Además, los incidentes de conductores que dispararon con arma de fuego aumentaron a 620 en 2016. Aproximadamente el 80% de los conductores expresaron conductas agresivas, ira y furia al volante al menos una vez al año, situación alarmante y la importancia de reconocer las causas de estrés que lo desencadenan y evitar los comportamientos y encuentros de furia al volante.
En conclusión, la ira como otros trastornos explosivos intermitentes es una sensación desagradable, que produce irritabilidad, comportamientos sin control y variedad de emociones explosivas negativas para la salud y para quienes los rodean ya que cualquier situación puede escalar a violencia. Por eso, es importante contar con un correcto diagnóstico por parte de profesionales que puedan descartar problemas físicos, el consumo de alcohol o sustancias que puedan aumentar los síntomas, sentimientos y comportamientos. Recuerde que en Neighbors’ Consejo brindamos ayuda gratuita con el objetivo de una mejor salud mental del individuo y la comunidad.
REFERENCIAS
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