La confusión,  un síndrome que afecta en su mayoría a personas en hospitalización.

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La confusión o la lucidez mental disminuida, puede ser el primer síntoma de una enfermedad grave, particularmente en adultos mayores, se caracteriza por la reducción de capacidades en la observación, pérdida de orientación, e identidad personal. En algunas personas causa ilusiones, insomnio, alucinaciones y gran tensión mental afectando el correcto juicio y la pérdida de funciones normales del cerebro.

Estas confusiones mentales pueden ser síntomas de un delirium o percepción reducida a su entorno, existen tres tipos de delirium:

  1. Delirium hiperactivo: causando en las personas agitación, inquietud y verborrea (disminución en la coherencia).
  2. Delirium hipoactivo: Produce letargo (adormecimiento) y síntomas negativos como falta de motivación y amnesia.
  3. Delirium mixto: alternancia entre episodios hiperactivos e hipoactivos.

El síndrome de confusión agudo o delirio corresponde a un desorden cognitivo, no necesariamente una demencia, frecuente en personas mayores con alteraciones en el estado mental irreversible. En algunas ocasiones puede ser signo de una función cerebral comprometida o una enfermedad grave, generalmente una patología infecciosa, entre las que se encuentran:

  • Infecciones urinarias, respiratorias o septicemia (infección generalizada).
  • Enfermedad de Alzheimer.
  • Asma o Epoc, causando disminución en la cantidad de oxígeno y aumento de dióxido de carbono en la sangre.
  • Problemas cardiacos, como insuficiencia cardiaca, enfermedad de arterias coronarias que reducen el flujo de sangre.
  • Problemas de diabetes.
  • Insuficiencia renal o hepática, causando la acumulación de altos niveles de toxinas en la sangre.
  • Desnutrición y deficiencia de vitaminas por problemas de salud, como el alcoholismo a largo plazo.
  • Problemas de salud mental, como depresión y esquizofrenia.
  • Problemas de tiroides, hipotiroidismo o hipertiroidismo.

Ahora bien, entre el 10% y el 60% de las personas mayores hospitalizadas sufren confusión o delirio, solo el 25% de los pacientes presentan delirio o demencia, mientras que el 40% restante sufren síndrome de confusión agudo.

Aunque las manifestaciones clínicas sobre confusión pueden ser muy diferentes, existen factores que predisponen a sufrirlo:

  1. El riesgo aumenta con la edad.
  2. Pérdida de vista y/o oído.
  3. Enfermedad crónica física o mental persistente (parkinson, demencia, depresión, ansiedad, etc).
  4. Reacciones adversas a las drogas, incluido el alcohol.
  5. Factores ambientales como el exceso de estímulos, falta de sueño y cansancio.
  6. Trauma o cirugía reciente (especialmente de cadera).

Los diferentes síntomas que caracterizan el síndrome de confusión, dificultan el diagnóstico por el grado de variabilidad entre un paciente y otro, algunos a tener en cuenta son:

  • Inversión del ritmo sueño-vigilia.
  • Desorientación espacio-temporal.
  • Incapacidad de mantener la atención ante el estímulo externo.
  • Deterioro de la memoria.
  • Alucinaciones visuales que son más intensas durante la noche y que viven con miedo y angustia.
  • Ideas delirantes de persecución.
  • Estados de agitación e intranquilidad que se alternan con somnolencia y sociego.
  • Incoherencia de lenguaje.
  • Pensamientos desorganizados, fragmentados y distorsionados.
  • Alteraciones del humor.

La sintomatología también está relacionada con los siguientes aspectos:

  1. Nivel de conciencia: Su alteración se observa a nivel de alerta a los estímulos del entorno, no se mantiene estable, sino que fluctúa entre el estado de letargo y la hiperactividad a lo largo del día.
  2. Alteraciones cognitivas: Se observan alteraciones en el déficit para mantener y dirigir la atención, acompañado de alteraciones en la memoria reciente, desorientación del tiempo, lenguaje confuso e incoherente y la capacidad de razonamiento. Desencadenando la aparición de delirios y alucinaciones.
  3. Alteraciones en el estado de ánimo: Es habitual experimentar estados de apatía, ansiedad y depresión.
  4. Cambios conductales: Se observan conductas desorganizadas, impidiendo que las personas puedan llevar actividades de forma apropiada como comer o vestirse, con episodios de agitación o agresividad.
  5. Alteraciones del sueño: Las personas presentan excesiva somnolencia diurna experimentando insomnio, confusión y agitación durante las noches.

Los problemas relacionados a la confusión mental pueden ser molestos y frustrantes afectando la capacidad para relacionarse con su entorno, algunas recomendaciones para afrontarlo y tener en cuenta:

  • Procurar estar en un entorno familiar.
  • Evitar aglomeración de gente.
  • Evitar luz excesiva como la oscuridad.
  • Cuando se mantenga una conversación, es importante mantener el silencio para favorecer la concentración. Evitar ruidos de fondo (televisión o radio).
  • Evite conversaciones en voz baja y cuchicheos.
  • Corregir los déficit sensoriales como gafas o audífonos.
  • Procure no dormir en el día, para dormir en la noche.
  • Utilizar objetos que le ayuden con el tiempo como reloj o calendario.
  • Tomar la medicación según lo indicado.
  • Hablar de cosas que han pasado y enseñarles fotos.
  • Tratar a las personas confundidas y desorientadas como personas adultas.
  • Facilitar la comunicación, tratando de entender, utilizando palabras cortas, dibujos u objetos que favorezcan la comunicación no verbal como los gestos, las sonrisas y las miradas.
  • Evitar la contención mecánica, sujetarlo lo altera más.

Una vez diagnosticado, el síndrome confusional, el médico tratará de identificar los factores precipitantes que lo desencadenaron, para ello realizarán una entrevista clínica acompañada de pruebas entre las que están:

  1. Examen físico.
  2. Una exploración cognitiva, de estado de ánimo y conductal.
  3. Una revisión de medicación de la persona afectada.
  4. Pruebas analíticas e imágenes, según el caso.

El tratamiento se centrará en las causas que lo desencadenaron, controlar la sintomatología y asegurar los cuidados básicos como alimentación, aseo, educación requeridos por cada persona con el fin de contribuir a su bienestar. Habitualmente se establecen controles preventivos para prevenir factores de riesgo en edades avanzadas, particularmente en hospitalizaciones donde frecuentemente se desencadena el síndrome.

Es importante saber las diferencias entre la confusión con el deterioro cognitivo o demencia, ya que comparten sintomatología similar,  dificultando su diagnóstico. Sin embargo, hay grandes diferencias: el síndrome confusional, puede aparecer de forma abrupta, aguda con un inicio claro en el tiempo, con una causa desencadenante identificable con uno o varios factores de riesgo, con un cuadro transitorio y reversible y su sintomatología remite una vez inicia el tratamiento.

Por el contrario, en el deterioro cognitivo y la demencia, su inicio es insidioso (no tiene comienzo claro en el tiempo), los síntomas progresan lentamente, la causa desencadenante es múltiple y el deterioro en la mayoría de casos es irreversible.

Hasta el momento, no se tiene ningún tratamiento comercializado capaz de frenar, ralentizar o modificar la progresión de la mayoría de demencias, como es el caso de  Alzheimer. Y ni el deterioro cognitivo ni la demencia son factores que predisponen a padecer un síndrome confusional, el cual no implica necesariamente un cuadro de deterioro cognitivo previo a la persona afectada, pero sí se puede considerar una señal de alerta y la posibilidad de un proceso neurodegenerativo.

Podemos concluir, que en etapas iniciales de confusión los síntomas son leves, con cambios y dificultades para recordar hechos recientes, toma de decisiones o procesar lo que le dicen y es posible que se frustren por ello. Y en etapas finales la pérdida de memoria es más severa, es posible que no reconozcan familiares, olviden relaciones, confundan ubicación de vivienda o el paso del tiempo. Por tanto,  si un ser querido es afectado con síntomas como alteraciones abruptas en su nivel de conciencia, capacidades cognitivas, estado de ánimo  o el sueño, es fundamental solicitar ayuda médica donde le brinden tratamiento y atención específica. Recuerde que organizaciones como Neighbors’ Consejo cuentan con profesionales dispuestos a ayudar sin ningún costo para brindar solución en enfermedades de salud mental.  

REFERENCIAS

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